(Parte 3) Las malas prácticas en las empresas socialistas cubanas. Por Roberto L. Capote Castillo.
“Que algunos sean ricos muestra que otros pueden volverse ricos, y en consecuencia es tan sólo aliento para la industria y la empresa”. Abraham Lincoln.
Sector de la Construcción: Las estadísticas económicas en la mayoría de los países están disponibles a sus ciudadanos y generalmente son confiables pues en un mundo globalizado sería difícil trabajar por el bienestar de los ciudadanos tergiversándolas. En Cuba son variables, según la publicación, tanto las de la época republicana como las posteriores al 1959. Al hablar del sector de la construcción es necesario referirse a las Siete joyas de la ingeniería civil en Cuba:
FOCSA, este gran edificio que mide 121 metros sobre el nivel de la calle ha demostrado que su estructura de hormigón y acero es garantía de larga vida.
El Puente de Bacunayagua, que enlaza a las provincias cubanas de Mayabeque y Matanzas fue construido entre 1956 y 1959 a 18 km al oeste de la ciudad de Matanzas, sobre la Vía Blanca.
Con una longitud de 1,139 km, la Carretera Central nace en el Capitolio Nacional y se divide en dos ramas, una hacia Oriente y otra hacia Occidente.
El Acueducto de Albear ha sido considerado una obra maestra de la ingeniería del siglo XIX
El Túnel de La Habana surge para facilitar el tráfico hacia el Este y del Este hacia la capital y Pinar del Río.
El Viaducto de La Farola forma parte de la Vía Azul, carretera de 154 kilómetros que une a la ciudad con Baracoa, Primera Villa de Cuba.
Por más de cien años los habaneros se han beneficiado con los servicios del Sifón del alcantarillado de La Habana. Sin embargo, algunos desconocen que esta construcción es uno de los más relevantes trabajos ingenieros realizados en Cuba y que está ubicado bajo del canal de entrada de la bahía capitalina, muy próximo al Túnel de La Habana.
En el Censo de 1953, a esta pregunta: ¿todos vivían bajo techo? el total de apartamentos y casas habitación en Cuba era de 1,250,641 y vivía un promedio de 4.62 personas por casa; en La Habana el índice era de 3.8. En ese momento vivían bajo techo 5,265,198 personas, casi la totalidad de la población, que era de 5,829,000. Pero hace falta llegar a 1958: de 1955 a 1958 (no se incluye el año de 1954 por falta de datos), se construyeron, únicamente en La Habana, 1,425,820 metros cuadrados de viviendas.
No había aún suficientes viviendas de las hoy llamadas “de interés social”, que hacían falta, y la demanda principal provenía de las clases media y alta. Pero el déficit habitacional no era, ni con mucho, un problema nacional; y lo que había no se estaba cayendo.
No existían en las ciudades cubanas las hoy llamadas favelas, ciudades perdidas o de paracaidistas. (Todos los datos posteriores a 1953, que no contiene el Censo, provienen del Colegio de Arquitectos de La Habana, recopilados en A study on Cuba.)
Se dice que el 20% de La Habana fue construida durante 300 años de la colonia española y el 80% fue construido en 56 años de república. En 1958 existían en Cuba un total de 38,384 fábricas y 65,872 establecimientos comerciales de todas clases y tamaños que representaban más de $4,778 millones. Algunos consideran que La Habana, en algún momento, tuvo más lujo y vida que Nueva York, incluso fue comparada con París, a ella llegó el ferrocarril primero que a España, el cine poco después de su invención, el primer sistema de alumbrado público, etc. Cuba fue vanguardia en la implementación de las invenciones más modernas situándola en dirección a ser un país desarrollado. Es fácil deducir que todo lo anterior necesitó un notorio desarrollo del sector de la construcción. Lastimosamente el castro-comunismo fue destruyendo todo lo edificado y desarrollado hasta, en algunos casos, su desaparición.
Después del 1959 este sector se organizó de diferentes formas. Incluso en una época había dos ministerios uno para la construcción mientras otro se dedicaba a la industria de materiales, después fueron unificados. No deseo analizar los problemas estructurales, que han validado con creces su ineficacia e ineficiencia, sino más bien los funcionales. Sin lugar a dudas, este es otro de los ministerios más afectados por la intervención inexperta de los dirigentes partidistas y del gobierno.
Resultado de la política educacional de la revolución, se han graduado una apreciable cantidad de arquitectos e ingenieros en especialidades afines a la construcción. Sin embargo, el conocimiento de estos especialistas es desaprovechado pues en las decisiones respecto a las obras en construcción, sus criterios no son concluyentes. Existe en Cuba una ley que regula el proceso inversionista que estable la obligatoriedad de cumplir una serie de requisitos previos a su ejecución. Entre las principales se encuentran: elaboración del proyecto, la preparación técnica definiendo las fechas para cada etapa de ejecución de la obra, compatibilización de las soluciones constructivas con los organismos rectores, secuencia constructiva, etc. por solo mencionar algunas. No obstante, cuando se aprueba una inversión constructiva considerada importante por el Partido (casi todas lo son), su terminación se vincula a una fecha conmemorativa del régimen. Entonces el dirigente partidista encargado y su par del Gobierno comienzan su control dando instrucciones que incumplen lo establecido en la mencionada ley. Para esto crean mecanismos tales como reuniones denominadas “consejillos” que diariamente toman las decisiones principales, por ejemplo: iniciar la ejecución de la obra sin el proyecto terminado, no poseer la preparación técnica (que contempla la programación de las actividades, cantidad de materiales, presupuestos, secuencia constructiva, así como otros aspectos fundamentales). Está demostrado técnicamente de que un tiempo más prolongado de preparación técnica garantiza ciclos menores de ejecución de la obra con mayor eficiencia y calidad.
Cuando conversaba con los directivos que asesoraba les preguntaba por qué al recibir tales instrucciones de los dirigentes partidistas o del gobierno no se niegan alegando que son disparates con graves consecuencias para la obra en construcción y que además incumplen una ley. Siempre me respondían lo mismo: ¿quién le pone el cascabel al gato?
Recuerdo que, en pleno auge de los pedraplenes, uno de los tantos disparates de Fidel Castro, en un reportaje televisivo aparece el “líder” indicándole a los constructores sobre uno de los planos del proyecto la trayectoria que él quería e incluso con un bolígrafo la señaló. En estos casos cuando existe un desastre el “infalible” se desentiende y busca a otros culpables. En Cuba por ley solamente el jefe del proyecto es el autorizado de realizar cambios pues existe el derecho de autor. Es necesario añadir que todos los primeros secretarios provinciales del PCC proponían hacer un pedraplén, aunque fuera de cientos de metros e innecesario, pero querían llamar la atención del Comandante en Jefe y ser partícipe de sus tareas priorizadas.
Como consecuencia de las órdenes que desorganizan una obra en ejecución, incumpliendo la programación establecida, cambiando lo proyectado e incumpliendo la secuencia constructiva, se posibilita la sustracción de los recursos de los materiales de la construcción. Por lo general con los recursos hurtados y vendidos, por los proletarios (el hombre nuevo), se realiza el arreglo de varias casas de los alrededores y como resultado la mayoría de las obras se concluyen sin la calidad requerida, con afectaciones a su durabilidad, estética, funcionalidad, etcétera. Esto obliga a realizar reparaciones poco tiempo después de inaugurada oficialmente, entonces el jefe del Partido y del Gobierno propiciadores de esta situación, se trasladan hacia otra construcción en la que aplican similares métodos. Es común realizar el acto de inauguración de una obra constructiva con la presencia de los dirigentes del Partido, Gobierno y otras instituciones y luego demorarse un prolongado período para su utilización por la necesidad de corregir “los detalles”.
Una cuestión que merece especial atención es la implementación en Cuba de las construcciones prefabricadas copiando la experiencia de algunos países socialistas. Todas las nuevas edificaciones se construyeron con esta tecnología (viviendas, edificios, escuelas, hospitales, hoteles, etc.) eliminando la belleza del paisaje urbano cubano. La estética dejó de tenerse en cuenta en los proyectos. Por motivos de trabajo y vacaciones visité todas las capitales de las provincias cubanas y buena parte de sus municipios, en todos cuando conversaba con los lugareños añoraban la belleza de antaño de su territorio y sufrían como cada día se deterioraban las edificaciones hasta su destrucción. Incluso recuerdo que los llamados “bateyes de los centrales” eran lugares hermosos.
A lo anterior se debe sumar otro problema que atenta contra el buen estado de las edificaciones y es la falta de un programa de mantenimiento o su incumplimiento. Esto incluye viviendas, fábricas, hospitales, escuelas, unidades de servicios, viales y el resto de la infraestructura económica y social. En muchas ocasiones las obras inauguradas, anunciadas como nuevas, son en realidad la reconstrucción de una edificación sin mantenimiento hasta su inhabilitación, lo cual se convierte en un ciclo porque al poco tiempo requieren otra reparación formando un círculo vicioso continuo. Igual situación han padecido la infraestructura de acueductos, alcantarillados, redes hidráulicas, eléctricas y otros similares que nunca hay tiempo disponible o faltan los recursos necesarios para su mantenimiento, pero la población es la que sufre las consecuencias.
Un último tema que deseo mencionar es la demora en la conclusión de las construcciones ya sea por la falta de materiales, desorganización, rotura de los obsoletos equipos existentes, falta de presupuesto, etc. Para concluir quiero poner un ejemplo: el primer edificio de doce plantas construido en la provincia Ciego de Ávila fue “bautizado” por la población como “doce años” que fue el tiempo requerido para su terminación.
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capotecastillo@yahoo.es
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