Cubanet VIDEO: Luis Manuel Otero: el artista contra el Gran Hermano. Sus dibujos buscan el camino más efectivo para la denuncia. Por Ana León, Augusto C. San Martín y Rudy Cabrera. Cubanet.
15-10-2021
Luis Manuel Otero: el artista contra el Gran Hermano Por ANA LEÓN, AUGUSTO C. SAN MARTÍN Y RUDY CABRERA Cubanet 15 de octubre de 2021
Mientras Luis Manuel Otero Alcántara cumple tres meses en la prisión de máxima seguridad de Guanajay, sus dibujos buscan el camino más efectivo para la denuncia.
LA HABANA, CUBA. – Cuando en diciembre de 2020 el artista Luis Manuel Otero Alcántara fue dado de alta del Hospital “Manuel Fajardo”, donde estuvo ingresado tras haber permanecido nueve días en huelga de hambre y sed, ya la Policía política había instalado una cámara justo enfrente de su casa, en el barrio San Isidro, de La Habana Vieja, y otras dos en las esquinas de su cuadra. El poder totalitario que en varias ocasiones lo había amenazado, golpeado y encarcelado, decidió vigilarlo cada minuto de cada día, arrebatarle su privacidad e intentar disuadir a amigos y colegas de visitarlo, porque podrían caer en desgracia.
De la noche a la mañana Luisma comenzó a vivir en una realidad orwelliana, otro castigo por ejercer su derecho a la oposición política pacífica, desde el arte y también desde las calles. La Seguridad del Estado se aseguró de convertir al joven disidente en una presencia non grata para los habitantes de un barrio que vive del mercado sumergido y ahora veía su rutina alterada por el recorrido frecuente de las patrullas y ojos electrónicos hurgando en los alrededores.
Para Luis Manuel fue mucho peor. La vigilancia trascendió el espacio físico. Se instaló en su cerebro, contaminó el oxígeno que respiraba y el ambiente del barrio. Ensució la luz. Hendió la paz del desayuno, del aseo, del sexo; pero de algún modo no solo aprendió a vivir con ella, sino que convirtió esa especie de ojo de Sauron en un testigo avieso de la lucha por la libertad de Cuba, que ni un solo día dejó de fraguarse entre las paredes de la vivienda sita en Damas No. 955, donde reside el artista.
La magnitud y el alcance de esa vigilancia quedaron plasmados en la serie de dibujos que Luismarealizó durante su ingreso en el Hospital “Calixto García” el pasado mes de mayo, luego de que la Seguridad del Estado allanara de nuevo su casa para interrumpir la segunda huelga de hambre, esta vez en protesta por la destrucción y el robo de sus obras.
La sencillez del formato y el trazo escolar empleados por el artista para dar vida a quienes seguían de cerca sus pasos para impedirle ser quien es, no disminuye el horror de saber que por aquellos días los esbirros de la Policía política se vieron replicados en médicos, enfermeras y psicólogos, profesionales que en cualquier lugar del mundo libre tendrían la obligación de marcar el límite entre los intereses políticos y la protección de la vida humana.
En medio de su aislamiento, Luis Manuel tuvo la certeza de que la cámara enfrente de su casa lo había acompañado al hospital.Cada persona que se le acercaba tenía la misión de vigilarlo. Los rostros no eran tales, sino lentes poderosos que sondeaban dentro de él buscando indicios, evaluando, analizando palabras, gestos, miradas.
Los dibujos que nacieron en aquel encierro de 30 días irradian soledad y temor.Son imágenes de la tortura psicológicaque sufrió el coordinador del Movimiento San Isidro a manos de la Seguridad del Estado y al cabo de meses agobiado por la brutalidad policial contra su domicilio y su persona, pero también por la muerte de su madre, ocurrida a principios de año. Más allá de cualquier requerimiento estético, esos trazos a tinta contienen el grito de desahogo, o de auxilio, de un ser humano atrapado en la clase de pesadilla que hay que vivir para entender que es cierta, y que sucede en Cuba.
Después de esa experiencia perturbadora, todo lo que Luis Manuel desea es que sus dibujos puedan ser exhibidos en conjunto como un testimonio visual de lo que ha sido el castrismo, de la violencia en ocasiones no convencional que sufren los disidentes, del desgaste psicológico que supone sentirse vigilado las 24 horas del día en un país donde la verdadera delincuencia posee un estatus supraconstitucional y va de verde olivo, guayabera o cuello blanco.
Los dibujos de Luisma relatan lo que no debió ser: la libertad de creación agonizando bajo el brazo de hierro de la dictadura.El artista irreverente de San Isidro quiere que estas pequeñas obras sean vistas por la mayor cantidad posible de personas, para que el mito del socialismo antillano continúe desmoronándose y más gente se convenza de que el sistema impuesto por Fidel Castro ha sido siempre una máquina de muerte.
Luis Manuel desea que cuando el público indague sobre ese “muñequito” famélico de pelos parados tendido en una camilla, descubra el ethos médico muerto y la nulidad de conceptos como humanidad y derechos civiles. En esta hora, mientras sus dibujos buscan el camino más efectivo para la denuncia, Luis Manuel cumple tres meses en la prisión de máxima seguridad de Guanajay por haber participado en las manifestaciones del 11 de julio. Solo y vigilado por el Gran Hermano, el artista languidecía en su tercera huelga de hambre, que mantuvo hasta este martes. Una vez más su vida, tan descartable para el régimen, corre peligro.