(Parte 5) Las malas prácticas en las empresas socialistas cubanas. Por Roberto L. Capote Castillo.
“El turismo representa el medio por excelencia para preservar la identidad y poner en justo valor el patrimonio nacional” -Enrique de la Madrid.
La opinión de una parte de los cubanos y de los estadounidenses era que la Cuba antes del 1959 estaba sumergida en los vicios del juego, la mafia y la prostitución. No he encontrado evidencias de que esta haya sido una de las principales causas del movimiento insurreccional. Es una realidad que el Gobierno de Batista era una dictadura corrompida que permitió la proliferación del juego, principalmente en La Habana y que hizo negocios con la mafia estadounidense, así como el acrecentamiento de los prostíbulos. El desarrollo del turismo se concentraba en la Habana y Varadero y el 85 % de los turistas eran norteamericanos, con viajes de fines de semana en su mayoría. El año 1956, reconocido como uno de los mejores, el ingreso de ese sector fue solamente de 30 millones de dólares apenas un 10 por ciento de los ingresos de la industria azucarera en el mismo año. Contrariamente a lo que se pueda creer, la balanza turística de Cuba fue mayormente negativa a todo lo largo de la década del 50, o sea, eran mayores los gastos de los cubanos que viajaban al extranjero que los ingresos de los turistas que recibía el país. Recuerdo una frase publicitaria que expresaba: “Conozca a Cuba primero y al extranjero después”. No obstante, desde principios de la década de los 50 Cuba era el primer destino turístico del Caribe recibiendo el 25 % aproximadamente de los que visitaban esta área geográfica.
El Turismo después del año 1959:
En el año 1959 este sector de la economía no fue debidamente reorientado al iniciarse el diferendo con USA ya que los norteamericanos, hasta entonces, era el principal mercado. No se definió una estrategia para incorporar nuevos clientes de otras áreas geográficas del mundo. Ese mismo año se instituyó el Instituto Nacional de la Industria Turística (Init), cuyo primer presidente fue Fidel Castro pero que, como siempre, no le dio la debida atención y se optó por el turismo nacional que a bajos precios posibilitaba a los proletarios disfrutar de los mejores hoteles del país. Este enfoque, sin la debida política para el mantenimiento y construcción de la infraestructura turística, provocó un rápido deterioro de la existente, conllevando la desaparición de una parte de los mismos y al mal estado del resto, al punto de inhabilitarse para el uso, además, algunos hoteles fueron ocupados como viviendas. En este escenario no estaba priorizado el turismo internacional pues el único mercado foráneo accesible eran los proletarios de los países socialistas quienes por lo general no tenían los medios económicos y carecían de la libertad para viajar al extranjero. El mercado de los países capitalistas se les consideraba dañino por sus negativas influencias, fuente de contaminación de nuestra pureza ideológica.
Con la creación en 1976 del Instituto Nacional de Turismo (INTUR), se intentó dar un nuevo impulso al turismo internacional, sin desatender el nacional. En estos años los turistas internacionales fueron en su mayoría los cubanos provenientes de USA, las famosas “mariposas” luego conocidas como “comunitarios”. Creo que este fue el inicio de la segregación de los proletarios pues se crearon las tiendas comunitarias en las que solamente se aceptaban dólares. Con el ingenio y gracia que caracteriza a los cubanos expresaban: “los traidores se convirtieron en Trae-dólares”. En mi criterio el mayor impulso al turismo internacional con nuevos mercados se hizo realidad con la creación del Grupo Cubanacán en 1987, que se convirtió en un Holding turístico, atrayendo turistas de Canadá, Europa y algunos de Latinoamérica principalmente mexicanos. Llegó a tener tanto poder como un ministerio hasta que en el año 2003 según la BBC: “en la empresa turística estatal más importante de Cuba y la primera fuente de ingresos del régimen del dictador Fidel Castro, han sido arrestados como sospechosos del que podría ser el mayor escándalo de corrupción conocido en Cuba”. Hay una frase célebre que expresa: “si quieres conocer a una persona dale poder y/o dinero”. Parece que los dirigentes de la nueva clase no estaban inmunes a este mito.
En abril de 1994, se constituyó oficialmente el Ministerio de Turismo (Mintur), a esta entidad se subordinaron todas las cadenas hoteleras como Cubanacán, Gran Caribe, Islazul, etc. Sin embargo, el estado deplorable de la infraestructura hotelera, la carencia de empleados con los conocimientos requeridos y la insuficiente experiencia en la administración hotelera, obligó a la cúpula Castro-comunista a permitir la inversión foránea para la construcción de hoteles y contratos de administración en las entidades turísticas. A partir de la decisión de desarrollar el turismo internacional se comenzó a priorizar esta actividad en la economía para transformarla en la locomotora del desarrollo económico según la visión de las máximas autoridades. No obstante, una vez más, se interpuso el peor enemigo del socialismo: la ideología. El abastecimiento de los insumos requeridos se pretendía lograr a través de las empresas estatales lo cual fue un rotundo fracaso por la ineficiencia, la mala calidad y altos precios. Más dramática fue la situación de los alimentos pues, aunque los campesinos privados estaban en condiciones de lograr su provisión había insalvables escollos establecidos por las regulaciones de los “burro-catras” para evitar el enriquecimiento de estas personas. La situación llegó al punto en que hubo que importar la mayoría de los alimentos, desde los cárnicos hasta las frutas y hortalizas. Esto ha provocado que las utilidades del turismo sean bajas por los altos costos de operación y además que deben compartirse con las empresas extranjeras. A lo anterior se sumó la circulación de varias monedas que luego se integraron en el CUC (peso convertible cubano) y el peso cubano, imponiendo una paridad de uno a uno entre el dólar y el CUC provocando “pérdidas” en una parte importante de las entidades pertenecientes al turismo y a otras empresas vinculadas.
Para cumplir con la tarea encomendada al nuevo ministerio fue necesaria la búsqueda de personal dirigente para las entidades turísticas que lo conformaban. Para lo anterior se antepuso, al igual que siempre, la ideología a la técnica y lo primero que se hizo fue establecer el requisito indispensable de ser catalogado como “personal confiable”. Dirigentes jubilados de las fuerzas armadas, del ministerio del interior, del PCC y gobierno fueron elegidos y convertidos de la noche a la mañana en gerentes y directivos de los hoteles y otras entidades vinculadas al turismo. Este personal sin conocimientos de dirección ni de buenas prácticas en la administración turística aplicó sus “buenas intenciones” o su intuición, originando en el mejor de los casos una administración tal como si se tratara de una unidad militar, organización del partido o gobierno, priorizando los intereses del Castro-comunismo por encima de cualquier otra consideración (según sus interpretaciones), y los turistas sufrieron las consecuencias pues en el orden de prioridades eran los últimos o no eran tenidos en cuenta. Las consecuencias no se hicieron esperar, la desorganización, el despilfarro de recursos y la mala calidad de los servicios a los turistas se convirtieron en la norma y no en la excepción. Los índices de ocupación y la repitencia de los turistas eran muy bajos de ahí que cada año las cadenas hoteleras debían enfrascarse a buscar nuevos clientes, aún en los mismos mercados, lo cual aumenta los costos y perjudica la rentabilidad, mejorables con un mercado cautivo. De acuerdo con la revista Forbes, “cuesta cinco veces más adquirir un nuevo cliente de lo necesario para retener a un cliente actual”, otros especialistas de marketing establecen la relación de 8 a1.
Mis experiencias en el sector del turístico provienen de haber sido profesor titular en una de sus escuelas y profesor adjunto de la escuela de Altos Estudios del Turismo en la Habana, también fui miembro de la Comisión Nacional de Calidad e integrante de la comisión de otorgamiento de las categorías a los hoteles, además me desempeñé como asesor de hoteles y otras entidades de diferentes cadenas hoteleras. Narrar todas las barbaridades de las que fui testigo carece de valor alguno cuando la realidad se ha encargado de demostrar la equivocada gestión al tener índices de ocupación muy bajos, baja repitencia de los turistas y otros males relacionados. Ante este panorama algunas firmas extranjeras se han retirado y otras se han resignado a márgenes de utilidades de supervivencia para mantener su presencia en el país, al parecer de forma estratégica, para lo que pueda suceder en el futuro. El incremento de las visitas de turistas se logró después del descongelamiento facilitado por Obama que provocó una avalancha de norteamericanos curiosos por conocer la realidad cubana, pero luego de las restricciones implementadas por Trump y la epidemia (mal gestionada por el gobierno), el turismo cayó en picada.
A continuación, deseo exponer algunas de mis experiencias:
- - Los gerentes extranjeros conocían los salarios bajos que el estado les pagaba a los directores de los hoteles y de las instalaciones turísticas, comparados con las altas pagas en dólares que las agencias empleadoras cobraban a las cadenas foráneas por este personal. Me comentaban algunos que para remediar esta situación realizaban pagos “por debajo de la mesa”, como única alternativa para mejorarle sus condiciones de vida. Este tipo de compensación se generalizó en muchas corporaciones extranjeras. Según mi parecer esta actuación induce la corrupción. Similar situación ocurría con los empleados en los hoteles. Un gerente extranjero me comentó que por una camarera de piso la agencia empleadora le cobraba 300 dólares mensuales y a la empleada le pagaban esa cantidad en pesos cubanos. Esto los obligó a crear la llamada “jaba de estímulo” que entregaban mensualmente con productos de alimentación y aseo para motivar a este personal.
- - Otro de los males en las administraciones extranjeras es la corrupción. Un amigo cercano especialista en contabilidad, trabajó en una cadena hotelera extranjera y me relató la siguiente historia:
Al ocupar el cargo de contador principal y analizar los registros, descubre que los materiales de oficina importados eran sobre valorados exageradamente y así por ejemplo descubrió en los libros grapadoras y ponchadoras para las oficinas, contabilizadas a cientos de dólares. Las dietas de los gerentes extranjeros para los viajes por gestiones de trabajo a la Habana eran de miles de dólares. También comprobó que en una ocasión se repartieron relojes y otros artículos de baja calidad con el logotipo del grupo hotelero contabilizados con precios excesivos. Después de alertar a los directivos extranjeros llegó a la conclusión de que todos estaban confabulados en la corrupción decidiendo informar la situación existente. Solicitó una cita con el máximo dirigente de Cubanacán, la cual era la cadena cubana que tenía el contrato con la empresa extranjera. Después de sostener una extensa entrevista donde explicó la situación al presidente, fue citado para otro día. Para su sorpresa cuando concurrió a la reunión se encontraba el jefe del grupo hotelero extranjero y el dirigente cubano le solicitó que repitiera la historia que le había hecho. La reiteró conociendo que estaba sentenciado a muerte. Al regreso a su puesto de trabajo no pudo trabajar ni un mes con los corruptos extranjeros, pues fue sometido a tales presiones que lo forzaron a solicitar la renuncia y un tiempo después decidió su salida del país.
- - Otro tema interesante es el relacionado con la propina. El personal de primera línea son los que reciben el dinero entregado por los turistas, no compartiéndolo con el resto de los empleados de otros servicios. Lo anterior ha posibilitado que quienes reciben las propinas se transformasen en nuevos ricos e incluso en algunos polos turísticos, como Varadero, han surgido lujosos repartos en zonas aledañas, con viviendas que constituyen un sueño para cualquier adinerado en un país capitalista. Estos empleados adquieren mayor estatus, social y económico, que sus jefes. Esta situación provoca que algunas personas con experiencia para ocupar cargos tales como jefe de alimentos y bebidas, Chef de cocina, Maître, jefe de recepción hotelera, etcétera, pierdan su interés en desempeñar estos puestos de dirección. El resto de los empleados que no atienden directamente a los turistas realizan hurtos para compensar los bajos salarios que perciben con las graves consecuencias para el clima laboral y la economía.
- - El gobierno en sus intentos de controlar el robo, en las organizaciones que trabajaban con divisas, creó una entidad de seguridad conocida como SEPSA, en la que los trabajadores ganaban un alto salario, además de la entrega mensual de alimentos como cajas de traseros de pollo, botellas de aceite, etcétera. En una ocasión estaba conversando con un empleado amigo mío en un hotel de playa y se presentó uno de los custodios de esta empresa y le pregunto ¿vas a sacar algo? Y le respondió que sí y le entregó 3 dólares. Luego me explicó que de esa forma el custodio de la salida cuando revise sus pertenecías permitiría la salida de lo hurtado. Esto lo comercializaban en el mercado negro y así compensaban el bajo salario.
- - Recibí un entrenamiento, en una cadena hotelera jamaicana, sobre la modalidad del “todo incluido”. A mi regreso en una entrevista con el delegado del ministro en la provincia le ofrecí asesorar la implantación de un método para evitar el hurto de los recursos por los empleados pues esta forma de servicio sin el debido control la puede propiciar. Me dijo que después me daba respuesta, pero nunca la recibí. Además, impartí una serie de conferencias a los dirigentes hoteleros del territorio donde residía. Pasado un tiempo mi jefe me informó que se suspendían todas mis conferencias para la difusión de la experiencia jamaicana pues el Delegado consideraba que tenían un mensaje ideológico inadecuado. Una prueba más de que lo ideológico, se antepone a lo económico. Es necesario decir, porque fui testigo, de que los jefes se aprovechaban del “todo incluido” para robar bebidas, alimentos, etcétera. Ninguno de estos jefes necesita la libreta de racionamiento aún vigente.
- - Después de permitir a los cubanos hospedarse en los hoteles del turismo internacional, han tramado una nueva estafa pues les cobran los mismos precios que a los extranjeros, sin embargo, el servicio, las habitaciones y la comida son un desastre y de mala calidad, porque les ofrecen solamente los peores hoteles, que necesitan reparación por la falta de mantenimiento.
Actualmente se continúa construyendo hoteles sabiendo que esto provoca la disminución del porciento de ocupación por el efecto conocido como “vasos comunicantes”. Según algunos analistas esto se debe a que la cúpula castro-comunista piensan ser los propietarios tal como sucedió después del derrumbe de la URSS. Otros opinan que se trata de una operación de lavado de dinero. Lo cierto es que debiendo pagar 85 millones al Club de Paris en el 2020, no hayan honrado esa deuda mientras se calcula que invirtieron más de 4000 millones de dólares en el turismo.
Un último aspecto importante es el de la prostitución. No se puede aseverar que fue el turismo internacional el que la hizo renacer. Las denominadas “Jineteras” comenzaron su labor antes de la entrada de los extranjeros al país. Fueron los miembros de la cúpula castro-comunista y los dirigentes partidistas, de gobierno y de las empresas a todos los niveles, quienes comenzaron a tener amantes jóvenes que recibían obsequios y un nivel de vida por encima de los proletarios, originando la degeneración conocida como “Titimanía”, siendo tan evidente que la orquesta Los Van Van les dedicó una canción. Lo nuevo con el turismo fue la prostitución de hombres y mujeres de forma generalizada en todo el país, incluyendo menores de edad, unos para sobrevivir y otros buscando una vía para salir del país. Aunque con más fuerza en la capital, también se incrementó el uso de las drogas. En más de una ocasión alerté a directores de hoteles por permitir que extranjeros se hospedaran con menores de edad y me respondían que con eso no tenían problemas siempre que cumplan con la divisa a recaudar. Todos los que incurrieron en esta degradación son los supuestos “hombres nuevos”, nacidos y adoctrinados por el comunismo. Otro de sus tantos fracasos que servirían como tema para escribir una enciclopedia sobre la inviabilidad del comunismo en la sociedad cubana, pero nadie perdería su tiempo en escribirla.
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