«Las empresas son como las vacas, o se las mima y ordeña todos los días o se las lleva al matadero». José María Aguirre-Gonzalo.
Roberto L. Capote Castillo.- Algunos opositores políticos dicen que el sistema económico socialista en Cuba tiene como finalidad esclavizar al pueblo, en lo personal pienso que quizás no sea un propósito, pero sí es el resultado obtenido por la “gerencia sin práctica”. Realizar negocios de espaldas al mercado, en una economía capitalista o socialista, conduce inexorablemente al fracaso. Quien ignore esta realidad no sobrevive para contarlo ya sea a nivel de empresa o país. Las estadísticas muestran un alto porciento de empresas que fracasan en los países capitalistas. Quiero exponer una experiencia personal al respecto:
Estaba paseando por la ciudad donde vivía en Cuba y un joven me pregunta si no lo recordaba, le respondí que su cara me era familiar, pero nada más. Me dijo: soy ingeniero eléctrico y usted fue mi profesor en un curso de marketing en la universidad. Continuó diciendo que residía en los EEUU y estaba trabajando como electricista en una brigada de construcción. Haciendo las instalaciones eléctricas de un restaurante italiano, llegó el dueño para revisar el estado de la obra y el ingeniero le preguntó si antes de emprender el negocio había realizado algún estudio de mercado. El dueño le respondió: “en muchos kilómetros a la redonda no hay nada parecido” a lo que el joven le contestó: “cuidado, esto puede ser engañoso y no existir demanda para este tipo de comida pudiendo llevarle al fracaso. Ser el único en un área geográfica no es motivo suficiente para realizar una inversión de este tipo”.
Continuó explicándome, que, pasado un tiempo, el dueño del restaurante lo localizó para que lo asesorara porque había fracasado en el anterior negocio, pero éste le sugirió contratar un especialista porque él lo había aprendido en un curso en Cuba.
¿Se ha definido el origen de la riqueza en el socialismo?
Luego de los análisis en artículos anteriores puedo concluir que la finalidad de las empresas en el socialismo no es la creación de riquezas. Drucker en su libro “La Sociedad Postcapitalista” expresa que la teoría de una economía basada en el conocimiento, será distinta a la keynesiana, clásica y neoclásica. Enunciando:
“Otro supuesto básico de los economistas es que la economía está determinada, o bien por el consumo, o bien por la inversión. Los keynesianos y neokeynesianos (Friedman) la hacen depender del consumo; los clásicos y neoclásicos la hacen depender de la inversión”.
Para otros destacados economistas, es posible que en un país coexistan una combinación de los factores precedentes. En Cuba no aplican los conceptos anteriores, la estructura del sistema empresarial no ha sido diseñada para cumplir con ninguna de las tendencias mencionadas. No somos una sociedad basada en el conocimiento, la economía no está determinada por la inversión extranjera y tampoco por el consumo. Vale entonces repetir la interrogante:
¿Cuál es el origen de la riqueza en la economía socialista cubana?
La inversión extranjera fue admitida después de la “Caída del Muro de Berlín” y actualmente no progresa debido a las limitaciones impuestas por las regulaciones inversionistas, y la persistente concepción de los negociadores cubanos de aplicar la fórmula de suma cero “ganar-perder” a favor del Estado, con una exagerada exigencia burocrática que ralentiza en exceso el proceso inversionista. A lo anterior se le añade el alto riesgo financiero, la informalidad de los pagos a las empresas extranjeras inversionistas por la perniciosa falta de liquidez que en muchos casos han causado el cierre del negocio, existiendo una considerable deuda al respecto.
Con los actuales salarios ningún proletario puede acumular dinero para algún emprendimiento empresarial. Tampoco está previsto el otorgamiento de créditos por los bancos para la realización de cualquier inversión o proyecto por personas naturales, aunque solamente una minoría tiene patrimonio que pueda respaldar un préstamo. Adam Smith, aseveró que la economía política es más un arte práctico que una ciencia, y expresó: “El gran objeto de la Economía Política de cada país es el de aumentar la riqueza y el poder de dicho país”.
En el desaparecido Segundo Mundo los proletarios tenían salarios bajos, aunque los precios eran asequibles para algunos productos, principalmente alimentos, pero no posibilitaban vivir más allá de una “pobreza decente”, por tanto, no permitían que el consumo fuera un factor de desarrollo. En mis visitas a varias repúblicas de la desaparecida URSS, que proclamó estar en la etapa del socialismo desarrollado, los salarios de los profesionales eran insuficientes respecto a sus responsabilidades y comparados con los precios de los artículos electrodomésticos, las confecciones, los calzados, etcétera. Por ejemplo, para adquirir un automóvil en Moscú debían inscribirse en una lista que demoraba diez años, como mínimo, para comprar lo que le ofertaban y no lo que deseaba.
En Cuba después del año 1959, el salario, por lo general, ha sido insuficiente respecto a las necesidades de la población. Algunos añoran la situación existente en la década de los años ochenta, pero en esa época solamente se garantizaba una alimentación básica, pero no se podían adquirir automóviles, bienes duraderos, muebles u otras adquisiciones normales en cualquier sociedad y tampoco mantener las viviendas en buenas condiciones. Según cálculos conservadores el ochenta por ciento del fondo de viviendas es evaluado de regular y mal por el deterioro acumulado que presentan, estimándose en casi un 10 % las inhabitables. Actualmente la cúpula castro-comunista exhibe al país como el paraíso de los proletarios, sin embargo, la mayoría de los cubanos tiene ingresos diarios de un dólar o menos por persona. La ONU considera que las personas que sobreviven cada día con menos de 1,90 dólares son extremadamente pobres económicamente. Pero esto había sido previsto por Lenin con su proclama: “Resulta que la abolición del beneficio empresarial se puede compensar... ¡¡¡con la disminución del salario!!!”
Adam Smith en su monumental obra “Wealth of Nations”, reflexionando sobre el salario señala:
“Los salarios elevados ¿son ventajosos o no para la sociedad? La respuesta, al primer golpe de vista está clara. Los servidores, los jornaleros y los obreros en sus diferentes especies, constituyeron la mayoría en toda sociedad política. Sentado esto, es evidente que todo cuanto tiende a mejorar las condiciones de vida de la mayoría, no puede ser nunca considerado como una desventaja para el conjunto. Ninguna sociedad puede ser floreciente y feliz cuando la mayor parte de los miembros que la integran es pobre y miserable”.
Lo anterior fue expresado por Adam Smith en el año 1776, más de 140 años después el “socialismo real” se encargó de confirmar dicha hipótesis, pero no aprenden la lección. Los negocios privados existentes actualmente tales como cafeterías, restaurantes, alojamientos y otros logran acumular dinero por vías ilegales pues están concebidos para que no ganen mucho más al equivalente de un obrero asalariado, si cumplen con las regulaciones establecidas. La mayoría de estos negociantes no pueden declarar los beneficios reales porque les sería imposible justificarlos. Esto está comprometiendo el futuro de la economía “post-socialista” ya que se ha creado un entramado de negociantes acostumbrados a todo tipo de ilegalidades como la receptación, corrupción, evasión de impuestos y otros. En la actualidad lo asumen como normal, algunos han emigrado y han tenido problemas por realizar estas prácticas en otros países.
¿Qué institución económica pretenden utilizar los socialistas para darle riqueza y poder al país? La propuesta de Marx en su obra “Crítica del Programa de Gotha” aporta una alternativa alejada del enfoque de Smith y es utópica. Según la visión del profeta “…en la primera etapa de la sociedad comunista, el proletario trabajará dando todo su esfuerzo posible para al finalizar de la jornada recibir una tarjeta con la cual, en almacenes habilitados al efecto, le entregarán los productos necesarios para cubrir sus necesidades”. Desde mi punto de vista me pregunto: ¿quién definirá las necesidades a satisfacer? ¿Cómo se determinará la cantidad y calidad de los artículos requeridos para satisfacer a la sociedad comunista?
La libreta de abastecimiento, vigente actualmente, creada por Fidel Castro en marzo de 1962, fue reconocida por los economistas más pragmáticos en la década de los años ochenta, como un freno al desarrollo y una incitación al despilfarro. Con esta forma de distribución cada ciudadano compraba los artículos asignados, le fueran o no necesarios, lo cual en muchos casos obligaba a los ministerios involucrados a realizar importaciones de productos que de acuerdo a la demanda real las cantidades a importar serían mucho menores. Esto generó una “economía de trueque”, pues los que no fumaban cambiaban los cigarros por otros artículos comerciables y así en diversos productos. Aunque parezca un chiste, deseo hacer una paridad entre la libreta de abastecimiento y la visión de Carlos Marx:
“En la fase superior de la sociedad comunista, cuando haya desaparecido la subordinación esclavizadora de los individuos a la división del trabajo, y con ella, la oposición entre el trabajo intelectual y el trabajo manual; cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida sino la primera necesidad vital; cuando con el desarrollo de los individuos en todos sus aspectos crezcan también las fuerzas productivas y corran a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva, sólo entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho horizonte del derecho burgués, y la sociedad podrá escribir en su bandera: ¡De cada cual, según su capacidad; a cada cual, según sus necesidades! ”.
En la actual situación de la economía en Cuba me pregunto ¿de dónde saldrán los “manantiales de la riqueza colectiva” mencionados por el profeta? En nuestro caso particular sería útil definir el origen de este patrimonio pues de las empresas socialistas no saldrá y el Estado tampoco tiene otro lugar de donde extraerla. Entonces puedo asegurar que los “manantiales de riqueza” van hacia los bolsillos de la cúpula castro-comunista, al igual que ocurrió en la URSS. Sería interesante conocer si los propaladores del socialismo del siglo XXI mantienen esta visión marxista o proponen otra nueva para los proletarios. Deberían los gobernantes con esta ideología exponer claramente de dónde saldrán los manantiales de riqueza en la nueva época que vive la humanidad.
Los bajos salarios y la actual descapitalización de la economía es la verdadera causa que imposibilita a los cubanos disfrutar de las comodidades y beneficios de los productos de consumo incluidos en la “lista negra” por la ideología. El socialismo para justificar las carencias materiales y espirituales de sus proletarios los manipula por medio de la ideología, utilizando emblemas, consignas y las acciones del enemigo, que al paso de los años se vuelven increíbles para la mayoría, como es el caso del embargo del imperialismo a Cuba. Desde los primeros años la cúpula castro-comunistas adoctrinó continuamente a los cubanos incriminando al capitalismo de consumista para convencernos de que nos libraban de esa malvada cualidad. Solamente se puede hablar de consumismo en una sociedad que tenga garantizada la producción de bienes y servicios o la importación de los artículos demandados. En los desaparecidos países socialistas el consumo estuvo limitado, al igual que en el nuestro, debido a los bajos niveles de producción, por la ineficacia e ineficiencia de su sistema empresarial y por la poca importación de los artículos de ese tipo. Según mi parecer, se apeló a la ideologización del término “consumista” a modo de cortina de humo para ocultar la realidad del sistema económico socialista, incapaz de eliminar la escasez y la miseria.
Llama la atención que los líderes que nos inculcan tales doctrinas, así como sus familiares, viven rodeados de inimaginables comodidades, al estilo de la alta burguesía de cualquier país capitalista, porque tienen la posibilidad de su adquisición a precios bajos, o de manera gratuita, en tiendas especiales (no en los almacenes sugeridos por Marx, después de haber realizado su máximo esfuerzo en el trabajo). En los países del desaparecido “Segundo Mundo”, principalmente en la URSS, la situación anterior indujo el surgimiento de los “nuevos ricos” pertenecientes a la antigua “nueva clase” comunista, cuya posición política les permitió apropiarse de negocios, empresas y otras riquezas del país. Esta cúpula comunista se convirtió, de la noche a la mañana, en la nueva alta burguesía de la nación (algunos en mafiosos), y se adueñaron de las riquezas que tanto habían perseguido en sus anteriores funciones, llegando al extremo de que varios rusos están en las listas de los más ricos del mundo. ¿Será ésta la riqueza que pretende crear el socialismo cubano? Quisiera preguntárselo a los participantes en los actos de repudio contra la oposición en la actualidad, parece que prefieren la miseria y la corrupción a la libertad, aunque estoy convencido de que hay más doblez, miedo y pantomima en esas actuaciones que ideología.
Es indiscutible que en los países socialistas no se logró la satisfacción de las necesidades de la sociedad. La calidad de los productos o servicios siempre fue evaluada de mala aún sin compararla con sus análogos de otros países. En cuanto a la cantidad puedo decir que en los países considerados más desarrollados pertenecientes al CAME la escasez siempre estuvo presente, sin embargo, el socialismo había sido definido como la etapa de tránsito hacia la sociedad comunista. Entonces me parece que el cumplimiento de su ley económica fundamental, la de satisfacer las necesidades, se convierte en un eslabón perdido para llegar a la sociedad comunista. En los “Lineamientos de la política económica y social del partido y la revolución para el período 2021-2026” aprobados por el último congreso del partido, el acápite sobre el modelo de gestión económica para las empresas parece un listado de consignas para las pancartas de un desfile del primero de mayo en Cuba ya que no definen claramente ¿Qué hacer? y ¿Cómo hacerlo?
Deseo exponer una vivencia propia: una persona conocida y que había sido director de una de las más importantes empresas de mi ciudad, lo encuentro de cuidador nocturno en una empresa (los denominados sereno), y conversando me expresó: “el socialismo debe encontrar una solución para que los jubilados puedan vivir cómodamente, de lo contrario el sacrificio y la dedicación no sirven de nada”. Este individuo es o era un comunista por convicción.
Quiero terminar con otra experiencia. En los años ochenta un sociólogo amigo mío participó en una investigación para definir cuales variables determinaban el nivel de vida de una persona en el sistema socialista en Cuba y una de sus principales conclusiones fue: “no pudieron ser precisadas tales variables pues el salario, el nivel de educación ni la integración revolucionaria podían utilizarse como indicadores”. Según los resultados obtenidos, en aquella época, un director de empresa vivía peor que un expendedor de gasolina (conocidos como “pisteros”), un ingeniero o un profesor universitario tenían un nivel de vida inferior al de un carnicero o un chapista de carros, un cirujano de los mejores poseía menos dinero y bienes de consumo en su hogar que un camionero particular y otras comparaciones similares. Esta situación fue empeorando con el transcurso de los años hasta la aparición del trabajo por cuenta propia que han aparecido los “nuevos ricos” y la brecha es mayor.
Este amigo me dijo: “en el capitalismo queda claro que el dinero determina el nivel de vida de las personas, pero en nosotros no se ha encontrado el factor clave” sentenció: “si esta situación no encuentra una adecuada solución puede implicar graves consecuencias al socialismo en el futuro”. La profecía se hizo realidad.
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