“…, que la noche es algo más que una procesión de fantasmas que piden justicia” José Martí.
Eloy A González.- El tema que nos ha ocupado, el 60 Aniversario de los Fusilamientos en el Central Adela, fue y sigue siendo un evento histórico que tuvo lugar en un batey (Central Adela) que, por la contingencia de la historia, se transformó en escenario y guion de: un puesto de mando, tribunal improvisado, juicio sumarísimo y ejecución. Un poblado, Buenavista, donde los asesinados fueron enterrados y permanecieron por muchos años hasta ser exhumados. Todo esto sucedió ofendiendo el derecho y transgrediendo el debido proceso.
También hubo una participación de personas que vivían y trabajan en Remedios, Buenavista y sus alrededores; algunos cuyas vidas fueron segadas, otros fueron detenidos y condenados y otros, los más, fueron empujados a una indigna complicidad del silencio. Fue y seguirá siendo una historia de asesinatos, enfrentamientos, violación al derecho y desdén por la vida.
El asunto de la conjura, como el de la delación y la traición es un tema muy peliagudo y de cuidadosa consideración. En cada situación de este tipo hay un componente del cual no se habla; es el camino aciago de la traición, la delación, la confabulación y el silencio. Se comprende cuando hay tanto en juego. Pero el silencio no es el de la solidaridad y la justicia de Fuenteovejuna; sino el silencio de una perversa maquinación.
Para ilustrar de lo que les hablo, les cuento esta breve anécdota;
En los tempranos años de los noventa, llegó a mi casa en la noche una joven a quien apenas conocía y me dijo:
“tu amigo Gómez quiere hablarte con urgencia, no lo pensé dos veces, monté la bicicleta y la seguí en un difícil camino. Llegamos a una casa y encontré a mi amigo sentado; estaba derrumbado, desencajado y triste. Me miró y me dijo: “tuve que hablar”, fue todo lo que dijo., agregué: “no te preocupes” y regresé a mi casa.
El alcance del silencio, la dejadez y la negación colectiva ante un hecho es un complicado accionar colectivo donde prima por, sobre todo, el miedo y el peso tenebroso de un sistema de intimidación, represión y connivencia vicia. De algo así nadie puede sustraerse. De las tantas notas que guardo en mi archivo esta está, escrita por alguien muy cerca de los hechos, en junio del 2006, dice así: La publicación de estas notas y artículos NO ha motivado a nadie a añadir información sobre estos hechos que ocurrieron en Remedios, Villa Clara. Pero no vamos a cejar en nuestro empeño de dar a conocer más datos sobre este horrendo crimen. ¿Cómo es posible que en estos hechos fueran detenidos 18 “alzados’ cinco de los cuales fueron fusilados, nadie sabe nada o nadie recuerda nada?. (Esta es una nota que apareció en la página web de temas cubanos: Nuevo Acción en junio del 2006).
Norberto Camacho.
Traer a las redes el asesinato de los jóvenes que, en el año 1961 fueron fusilados en el Central Adela, fue el motivo de publicar una foto de dos de estos, los jóvenes Norberto Camacho y Julio Guevara. Hace mucho tiempo escribí un artículo sobre este horrendo crimen. Pero las manidas opiniones que trajo la publicación de la foto y la respuesta insidiosa de una miembro del Grupo de Facebook, de dudosa caracterización, me motivan a reconsiderar el enfoque de la información para darle respuesta oportuna. Una vez permitimos que los asesinaran, hoy permitimos que los silencien.
Julio Guevara.
Deseo aclarar que me ocupo en lo posible en la verdad, que no permito que se me cuestione de manera festinada y que no cejo en mi empeño y dedicación ante nada. No asumo el miedo, pero reconozco todo lo útil que les resulta a los sátrapas. Me comprometo en la indagación, la búsqueda de lo que puede ser cierto, la razón libertaria y la sencillez de miras. No me empleo en descalificaciones, ataques personales y ya estoy muy viejo para “berrinches” y “pleitos de cantina” que a nada conducen; pero no abandono un intercambio de ideas o una polémica fecunda.
No necesito para expresarme de sitio alguno en las redes, paginas digitales y espacios de opinión virtuales o no. Tengo mis propios espacios para opinar, entre ellos los blogs que edito, y accedo a páginas de temas cubanos. Cuando es posible reúno mis artículos y los publico, como he hecho y seguiré haciendo. Esto no quiere decir que admita el menosprecio, los ataques personales y el quebrantamiento de mis derechos. No acepto que se vulneren mis derechos a la libertad de opinión y expresión, el libre juego de las ideas y la libertad a manifestarme. Esto último implica, desde escribir, hablar desde un pulpito, hasta usar un altavoz en una manifestación pública.
En lo tocante al tema de la confabulación prolongada sobre la verdad de los fusilados, les aseguro que no quito el dedo del renglón; recabo información, investigo, comparto con otras personas y publico lo que crea oportuno.
Me empeñó en seguir indagando sobre este tema y trataré de disponer de las informaciones en otros archivos para lo cual he dado los pasos iniciales; espero tener la cooperación de mis coterráneos que saben de estos hechos ocurridos y preparar una documentación completa que lleve a la publicación de nuevos artículos o tal vez un libro. Para eso cuento con ustedes.
Y seguimos…., porque “la prudencia puede refrenar, pero el fuego no sabe morir”. diciembre 13, 2021
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