“Más vale consolidar los puntos fuertes que querer controlarlo todo”. Bernard Werber

Roberto L. Capote Castillo. La Gestión por Funciones se basa en el funcionamiento de la empresa de forma vertical y se efectúa mediante las fases de planeación, organización, liderazgo y control. Si analizamos las tareas propias de cada una, podemos concluir que en el sistema empresarial cubano prácticamente no se cumple ninguna como lo establece la teoría. El control es la función más priorizada y se realiza con un objetivo que no se corresponde con su verdadero propósito. El control, de las diversas instituciones que lo hacen en nombre del Estado, pierde su esencia ya que se aplica sobre actividades no planeadas y la ausencia de estándares de actuación definidos para la realización económica.

Luego de varios experimentos en la naciente economía socialista, todos fracasados, en el primer congreso del partido, realizado en el año 1975, se acordó la elaboración e implementación Sistema de Dirección y Planificación de la Economía (SDPE) que se basaba en el cálculo económico al estilo soviético. Este sistema estaba sustentado en un conjunto de principios tales como: la rentabilidad, independencia económico-operativa, control monetario, responsabilidad material y estímulo material, pero el centro del sistema era la planificación. Se intentó salvar este sistema mediante el proceso de Rectificación de Errores y Tendencias Negativas pero una vez más fue inútil al igual que mediante la “Batalla de ideas”, en la que se añadieron más disparates económicos. A finales de la década de los años noventa comenzó el proceso de perfeccionamiento empresarial que se transformó en el Sistema de Dirección y Gestión Empresarial Estatal (SDGE) supuestamente mejorado con la “Conceptualización del modelo económico y Social cubano de desarrollo socialista” acordado en el 8vo. Congreso del PCC. En todos los casos predomina el enfoque funcional y burocrático pues contempla gran cantidad de documentos rectores de los que se derivan un numero incalculable que lo complementan con los sistemas que lo componen.

Añadiendo más obstáculos a las empresas, en la economía han proliferado un alto número de organismos controladores, pertenecientes a organismos externos, que, entre otras negativas consecuencias, está suscitando la repulsión de los directivos jóvenes, con más experiencia, hacia el cargo de director por temor a estar sometido a tal sistema de control. Estas entidades no controlan normas o procedimientos con el objetivo de mejorar el desempeño del sistema empresarial, sino que vigilan la observancia de Decretos, Leyes, Resoluciones y todas las regulaciones dispuestas por el Estado para cuidar sus intereses, aunque ocasionen conflictos con las de las organizaciones que controlan y son una camisa de fuerza que les inhiben de cualquier iniciativa. El mayor hándicap del sistema económico cubano es que generalmente lo conveniente para el Estado Socialista no lo es para las empresas y tampoco para la población.

A manera de ilustración, en cuanto a su cantidad y variedad, quiero mencionar algunos de los principales organismos controladores de las empresas:

­ Fiscalía Provincial, Fiscalía Municipal, Policía económica, Órgano de Contraloría de la República de Cuba con dependencias en cada provincia, Ministerio de Finanzas y Precios con direcciones provinciales, Ministerio de Transporte (con varios órganos de inspección para el transporte estatal de las empresas y el particular), Instituto de la Reserva Estatal, Defensa Civil, Inspección Estatal de la Pesca (integrado al Ministerio de la Industria Alimentaria), Seguridad Informática del Ministerio del Interior, Ministerio del Trabajo y Seguridad Social (que controla varias funciones en las empresas), Prevención de Incendios del Ministerio del Interior, Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente en diferentes actividades, Grupo e inspección sobre el uso del combustible y la energía eléctrica en las empresas, Grupo Provincial de Perfeccionamiento Empresarial, los niveles municipales, provinciales y nacionales del Gobierno y el Partido Comunista de Cuba, Oficina Nacional de la Administración Tributaria (ONAT), la mayoría de las empresas pertenecen a Grupos Empresariales que radican en la capital y les realizan controles, los grupos de auditorías de cada ministerio correspondiente, etcétera. No es posible mencionar la totalidad, pero creo que aún no se ha detenido la proliferación de estos controladores. Sin mencionar aquellas comisiones, grupos u otros creados “ad hoc” pero que también coartan la autonomía de las empresas.

En el sistema empresarial socialista es imposible conseguir una acción responsable y eficaz de sus dirigentes por las frecuentes intervenciones y reglamentaciones procedentes de autoridades externas que por lo general entran en conflictos unas con otras y continúan dando a los directores innumerables excusas para cualquier fracaso, y los resultados con tal proceder siguen siendo la ineficiencia, el despilfarro y la ineficacia. El fanatismo e incompetencia de la cúpula castro-comunista les impide reconocer esta situación.

En respuesta a las desmedidas intromisiones de las entidades controladoras señaladas anteriormente, en mis años de consultor descubrí la existencia del “engaño compartido”, cuando el controlador y el controlado le conceden poca importancia al incumplimiento del objeto controlado, pero lo obvian, generalmente, mediante el “soborno en especie” del controlador. De esta manera se informa como cumplido a las instancias superiores y al igual que una bolita de nieve continúa creciendo hasta que se resuelva o le “detone” a otros directores teniendo en cuenta el bajo promedio de vida que tienen en el cargo.

En el “período especial” se inventó una campaña denominada “Programa Alimentario”, cuya misión principal era resolver el problema de la alimentación por medio de una “intensiva” producción de alimentos, fundamentalmente agrícolas. Para propulsar este objetivo cada estructura de dirección del Partido y el Gobierno tenía la responsabilidad del control en su territorio de dominio. Para tal propósito se constituyó en la provincia un grupo para controlar, en nombre del Gobierno Provincial, su cumplimiento. En esta comisión fui incluido por mi jefe y cada día visitábamos un municipio diferente siendo recibidos por el presidente municipal del gobierno y el primer secretario del Partido. En esta recepción los dirigentes nos explicaban sus planes de cuantiosas cifras de hectáreas a sembrar, llevándonos luego a un recorrido durante el cual nos mostraban pequeños sembrados de algunos productos que no se correspondían con la variedad y cantidad explicadas. Al finalizar la visita se hacía una reunión de conclusiones con las máximas autoridades del municipio incluyendo los directores de empresas para informarles la situación del programa alimentario, según el control realizado por la comisión del Gobierno.

Cumpliendo el itinerario programado visitamos un municipio cuya principal actividad económica era la producción de viandas y frutas cítricas. En espera de las conclusiones, se me acercó la jefa de la comisión (Vice Presidenta del gobierno en la provincia), para preguntarme mi opinión sobre la marcha del programa alimentario de acuerdo a los resultados obtenidos en el control hasta ese momento. Le respondí que parecía tener problemas con su eficacia pues nos hacen una bonita exposición en la recepción, luego nos enseñan una pequeña parcela de productos agrícolas y le otorgamos calificación de bien. Le expliqué que en mi concepto el programa debía tener una respuesta “esofágica” pues al pueblo le interesan los alimentos que pasan por su esófago y no los plasmados en los planes. Para concluir le dije: “en este municipio las naranjas, por no cosecharse, están en el terreno, lo cual observamos durante el recorrido, sin embargo, en mi paseo por la ciudad comprobé que no se oferta ninguna bebida a la población en las desoladas cafeterías existentes”. Me miró como a una sabandija y de forma autoritaria me dijo: “usted es un superficial”. Además, me impidió asistir a la reunión de conclusiones con las autoridades del municipio.

El programa alimentario del susodicho municipio fue evaluado de bien, sin embargo, la que no podía ser evaluada de buena era la hambruna que padecía la población en esos momentos. Esa noche recibí una llamada telefónica de mi jefe, citándome para estar temprano en su oficina y analizar la causa por la que había sido “expulsado” de la comisión. Al escuchar mi explicación estuvo de acuerdo conmigo, pero me dijo que no debía expresar mis ideas tan libremente y le pedí no encomendarme ese tipo de trabajo.
Después de una desmesurada campaña de divulgación sobre el Programa Alimentario, fue perdiendo vigor en la medida que la situación de la alimentación del pueblo empeoraba y después de un perpetuo mutismo desapareció, pero su objetivo no fue cumplido. La situación de la alimentación de la población continúa sin solución y no ha tocado fondo.

En el sistema empresarial, y en la sociedad en general, el objetivo del control no contempla la mejora sino la dominación del organismo controlador sobre el controlado, incluso cada uno aspira a poseer cada día un mayor poder en cuanto a las sanciones que aplican cuando descubren cualquier “violación de lo establecido”. Algunas llegan al absurdo, a continuación, quiero mencionar algunas de mis experiencias:

- Asesorando a una empresa me suspenden una conferencia que iba a impartir al Consejo de Dirección porque habían recibido la visita de los inspectores controladores del uso de los combustibles. Más tarde me informan que por los resultados de la inspección el director de la empresa es sancionado, por su ministro, a la separación del cargo.

Ante sanción tan severa averiguo la causa y resulta que en el control los inspectores detectaron que una matriz o comprobante del combustible utilizado por un directivo se había pasado del período establecido para su liquidación en la caja. Estos inspectores informaban directamente al ministro de la empresa inspeccionada y al recibir dicha información éste ordenó la separación definitiva del director, pero la sanción fue reducida a seis meses por la mediación de otros altos directivos de dicho ministerio. Después de cumplir el período de sanción la Dirección Provincial del Partido solicitó la “liberación del cargo”, término que se utiliza cuando lo expulsan de su puesto.

El susodicho caso nos hace meditar que la violación detectada no merecía ninguna sanción pues se trataba de una indisciplina administrativa cometida por un directivo (miembro del consejo de dirección), cuyas repercusiones no provocaban perjuicios a la realización económica de la empresa, sin embargo, tan severo castigo echó por tierra las proyecciones que tenía el director para mejorar la productividad y eficiencia de la empresa. Además, la medida es ejemplarizante en sentido negativo, es decir, la lectura de los otros directivos será: “es preferible no ser director para no estar sometido a tal sistema de control donde cualquier nimiedad ocasiona un severo castigo”.

Otra experiencia es la siguiente:

- Estando debatiendo con el director de un hotel, al que asesoraba, recibe una llamada telefónica de un organismo de inspección informándole que habían “atrapado” a su chofer transportando camarones (provenientes del mercado negro), en el automóvil de propiedad estatal, que tenía adjudicado dicho dirigente. Este órgano de inspección había decidido, de acuerdo a sus facultades, decomisar el carro y solicitaban aplicarle a él una sanción por descontrol de los recursos del Estado. 

Ante tal situación el director abandonó sus tareas pues perdía el único medio de transporte para su trabajo y además le estaban solicitando una severa sanción. Valdría la pena preguntarse ¿qué lógica tiene decomisar el carro que solamente perjudicará el desempeño del dirigente y cumplir su misión?, además, sancionarlo por algo de lo que estaba ajeno completamente. En este caso subyace el principio, vigente en la justicia socialista cubana causante de innumerables arbitrariedades: “todos somos culpables hasta que se demuestre lo contrario”.

Otra manifestación de los desmanes de estos órganos de control lo expongo a continuación:

- Una cita que tenía con un director, al que asesoraba, me pide disculpas porque no se sentía bien anímicamente debido a una inspección que acababa de recibir y donde le informan la imposición de una multa, por el mal estado de la laguna de oxidación de una de las fábricas, a pesar de explicar que la causa del deterioro es la carencia de recursos para su reparación. El intransigente inspector le comunica que la sanción es personal y la cuantía de la misma ascendía a tres mil pesos. Me explica el director que su salario en ese momento era de cuatrocientos cincuenta pesos y que nunca había tenido esa cantidad de dinero. Después de un complejo proceso de apelación la multa la impusieron a nombre de la empresa para que pudiera pagarse por cheque. Un tiempo ulterior me confesó que le quedaba poco tiempo en el cargo pues de esa forma no se puede dirigir, mi ministerio no me aprueba la inversión de reparación de la laguna de oxidación por falta de recursos y luego otro organismo me sanciona.

Otro caso del que fui testigo es el siguiente:

- En una empresa que asesoraba el jefe económico se encontraba de vacaciones y en ese lapso de tiempo se recibe una inspección en la empresa por el órgano de inspección de seguridad informática del ministerio del interior. Esta entidad de control tiene la misión de revisar el disco duro de las computadoras de las empresas del territorio y mediante programas de recuperación de datos buscar propaganda subversiva, pornografía, documentos ajenos a la labor del centro de trabajo u otros de similar naturaleza.
A este dirigente le descubrieron en la computadora de su departamento un vídeo de música de un cubano exiliado que fue interpretada como propaganda enemiga lo cual fue suficiente para que dispusieran su destitución sin darle oportunidad de defenderse. Al resto de los trabajadores que tenían acceso al equipo le impusieron multas y una sanción administrativa. 

 
Es inconcebible otorgarles tanta autoridad a los organismos de control externos a las empresas, sin embargo, resulta paradójico que un director no la posee para actuar ante las indisciplinas de sus directivos y trabajadores o para decisiones relacionadas con la realización económica de su organización. La mayoría de las empresas poseen auditores cuya función de control debe estar dirigida a la medición con vistas a la mejora, sin embargo, los directores la utilizan generalmente para la represión de las diferentes dependencias que se le subordinan conociendo que para mantener las fábricas o dependencias funcionando se deben cometer violaciones de lo establecido por los dirigentes que las administran. Estas auditorías actúan como una “espada de Damocles” para la eliminación de cualquier directivo devenido en indeseable o que se haya manifestado en contra del director.

Según Peter Drucker

“La gerencia no es un fin en sí misma. Es un órgano de la empresa comercial. Y consiste en individuos. El primer requisito para dirigir directivos es por lo tanto que la visión de los directivos individuales esté dirigida hacia las metas del negocio y que sus voluntades y esfuerzos estén enderezados a alcanzar estas metas.

La susodicha expresión de Drucker no procede para los gerentes ni directivos de las empresas socialistas cubanas, porque su desempeño debe estar enfocado a protegerse de las tantas amenazas que tiene en su ambiente laboral y de los organismos controladores externos. Se ratifica la conclusión extraída del refranero de los proletarios cubanos: “Esto no hay quién lo tumbe, pero tampoco quién lo arregle”.

Al no existir un paradigma de empresa socialista capaz de alcanzar la ansiada eficiencia y eficacia, deberían valerse de algunas de las herramientas que utilizan las empresas capitalistas exitosas y aplicar un proceso de Benchmarking [4]. Pero insisten tozudamente en “llover sobre lo mojado”, tal como el desaparecido líder al que los fracasos no lo asustaban ni lo hacían cambiar, sencillamente olvidaba la destrucción causada y comenzaba con otras ideas alocadas o inventaba “novedosas campañas” para dar esperanzas, pero esta artimaña ya no funciona.

Conclusión: La cúpula castro-comunista debería aprender después de experimentar con diferentes sistemas económicos y del férreo control sobre el desempeño de las empresas socialistas, que han fracasado y que su mayor logro es que Cuba en el año 2021, según el índice anual de miseria Hanke, es el país más miserable del planeta.  

          
                 capotecastillo@yahoo.es