“El mayor peligro en tiempos de turbulencia no es la turbulencia; es actuar con la lógica de ayer”. Peter Drucker
Roberto L. Capote Castillo.- Según mi experiencia y complementado con mis estudios, diseñé una secuencia de las acciones que inducen las decisiones eficaces y las ineficaces. Por lo general las decisiones eficaces transitan por la siguiente concatenación:
EFICACIA
Datos:
Que procesados con los medios adecuados se convierten en: - Información
Que utilizada en determinados contextos se transforma en: --- Conocimiento
Que al utilizarse de forma repetida crece y se convierte en: --- Experiencia
Que al acumularse evoluciona hasta transmutarse en: -------- Habilidades
De acuerdo a lo anterior puedo concluir que los directores de las empresas socialistas cubanas siguen el recorrido de las decisiones ineficaces que muestro a continuación:
INEFICACIA
Datos:
Cuya carencia, falsedad o mal procesados impiden su conversión en:- Información
Que al no aplicarse en determinado contexto no se transforman en:-- Conocimiento
Que al no utilizarse no crecen y tampoco se convierten en: ------------ Experiencia
Que al no acumularse impide convertirse en: --------------------------- Habilidades
Las causas del susodicho proceder lo he expuesto en varios de los artículos ya publicados por lo que no es necesario repetirlas.
Creo oportuno, para demostrar la ineficacia de las empresas, introducir algunas de las doctrinas de William Edwards Deming otro célebre experto del Management Moderno, reconocido como uno de los principales impulsores de los logros de la gerencia japonesa en sus negocios posterior a la Segunda Guerra Mundial. Deming comenzó enseñando sus métodos estadísticos a los empresarios, ingenieros y especialistas japoneses. Por esta razón lo denominaron “El padre de la tercera revolución industrial”. Sus experiencias e ideas estaban contenidas en su libro conocido universalmente con el nombre de “Los Catorce Puntos y las Siete Enfermedades de la Gerencia”. El mismo estaba estructurado en catorce puntos, siete enfermedades mortales y los obstáculos. Perfeccionado continuamente por su autor la aplicación del mismo facilitó a los gerentes del sol naciente y luego a los gerentes estadounidenses una base a modo de guía para su trabajo.
La actual situación económica cubana me permite afirmar que la mayoría de las empresas están enfermas, pero una buena parte se encuentran en estado vegetativo porque están en “muerte cerebral” y sobreviven de forma artificial por el subsidio del Estado que desconoce las vías para alcanzar la eficiencia y la eficacia. El nuevo presidente quiere hacer creer que, con 43 medidas para fortalecer la empresa socialista, 63 para el sector agropecuario y 93 para el sector agroindustrial azucarero, todas basadas en delirios, se resolverán los problemas. Su método para dirigir la economía socialista se basa en medidas diseñadas por sus “think tank”, tan inexpertos e ineptos como su presidente.
De las siete enfermedades mortales identificadas por Deming en las empresas, proceden en el contexto empresarial cubano, analizar las cinco siguientes:
1. Falta de constancia en el propósito. 2. Énfasis en las utilidades a corto plazo. 3. La evaluación por la ejecución, la escala de méritos, o la revisión anual de los cumplimientos. 4. Movilidad de la alta dirección. 5. Dirigir una compañía basado en cifras visibles solamente.
Así se manifiestan las enfermedades mortales en las empresas socialistas cubanas:
- 1. Falta de constancia en el propósito.
Según Deming la causa de la falta de constancia es que la gente no sabe en qué consiste su negocio, sino que para ellos sólo es un empleo y una paga segura. Esto es aplicable en nuestro caso, pero además influye de forma predominante el ambiente que controla el desempeño de las empresas en el cual lo político, con carácter religioso, se impone sobre lo económico. Además, la errónea metodología para la selección de los dirigentes empresariales, las frecuentes campañas impuestas externamente en su mayoría y que causan confusión a los directores. También al no existir planificación a largo plazo se aplica la dirección por crisis estando todo el tiempo “apagando fuegos” y por tanto nada mejora. “Es mucho calor, pero el termómetro no hace nada”, al decir de Deming.
No tienen en cuenta el mercado porque no existe, tampoco poseen recursos ni motivaciones para mejorar los productos o los servicios para los consumidores. Sólo les queda tomar en consideración los dividendos o el cumplimiento de lo dispuesto por las otras organizaciones, que lo dirigen y controlan, para de esta manera lograr una promoción que les asegure su futuro personal, al menos por el tiempo en que las circunstancias se lo permitan.
La falta de constancia en el propósito significa pensar a corto plazo y falta de definición de metas a largo plazo. Lo he explicado anteriormente, la planeación estratégica es la asignatura pendiente de los directores empresariales y sin ésta solamente se logra la falta de constancia. Los que la formulan no la utilizan y la convierten en un documento engavetado. Esta situación convence a los proletarios de que no hay compromiso serio de la alta dirección con los cambios que se proponen. Por tal motivo las acciones para cualquier transformación deben reflejar un serio compromiso y para esto Deming enuncia que la alta dirección explique constantemente su propósito. Pero también la carencia de una visión les impide cumplir esta proposición.
Según los socialistas el socialismo basado en la planificación resolverá “los graves problemas que aquejan a la humanidad”. En la mayoría de los casos me atrevo a decir que ni siquiera se mantiene el “statu quo”, pues las evidencias demuestran que cada día las empresas presentan un peor desempeño, la economía empeora y las condiciones de vida de los trabajadores se depaupera. El reciente y más connotado ejemplo es la producción de azúcar en la zafra azucarera (2021-2022), catalogada como la peor de todas las épocas incluyendo la colonial.
El uso de las campañas, como herramienta principal de dirección, ha originado poca credibilidad en los proletarios ante cualquier propuesta de cambio y en los directores ha incitado “la falta de constancia en el propósito”.
- 2. Énfasis en las utilidades a corto plazo.
El principal esfuerzo de los directores se enfoca en el cumplimiento de los planes anuales de producción o los servicios de sus empresas para evitar problemas con sus órganos superiores de dirección, el partido y el gobierno. Ni siquiera muestran desvelo por las utilidades pues cuando se obtienen deben entregarlas por obligación al verdadero dueño, el Estado, quien de todas formas las dilapida sin realizar las inversiones necesarias en el sistema empresarial para mantenerlo y mejorarlo. El mejor ejemplo actual es la situación de las plantas generadores de electricidad cuya obsolescencia es la mayor negligencia de la dictadura en la economía del país y que sus consecuencias pueden provocar su derrumbe tal como el “Muro de Berlín”.
La principal preocupación por el cumplimiento de los planes se pone de manifiesto cuando son definidos estratégicos o políticos por las máximas autoridades del Estado o Gobierno (que son las mismas). También se revela cierto interés por los bajos costos, pero se tratan de lograr a través del control y el recorte de los recursos con lo cual es seriamente afectada la calidad. En mis años de experiencia no he conocido de algún programa seriamente diseñado, proveniente de los ministerios que dirigen el sistema empresarial, para el mejoramiento de las producciones o los servicios, sino que generalmente están en declive costándole trabajo mantener la calidad de los existentes. La catástrofe de las empresas estatales es evidente a simple vista.
Otro factor que causa el énfasis del logro en el corto plazo es la convicción de los directores de que la permanencia en el cargo es transitoria, si sobrevive es valorado como buen dirigente y será tenido en cuenta para promociones tanto en el sistema empresarial como en las estructuras políticas. En definitiva, las peores consecuencias se presentarán cuando sea otro el director quien deberá enfrentarlas con los métodos analizados anteriormente y será perdonado o defenestrado, ya sea o no preferido, de la cúpula política y del gobierno.
- 3. La evaluación por la ejecución, la escala de méritos, o la revisión anual de los cumplimientos.
Esta enfermedad ha sido agravada por el sistema político imperante en el entorno donde se desempeñan las empresas. La evaluación por la ejecución o la escala de méritos ha estado basada fundamentalmente en la “actitud hacia los principios de la Revolución” de los dirigentes y trabajadores. Por esta concepción se introduce el miedo y se destruye el trabajo en equipo. Una vez obtenida una buena evaluación política lo demás viene consecuentemente. Cuando un trabajador o directivo es catalogado de “verdaderamente revolucionario” se puede considerar que ha alcanzado la máxima categoría empresarial y a partir de la misma las restantes cualidades tienen una menor ponderación incluyendo la ineptitud.
Desde la década de los años ochenta del pasado siglo se implantaron metodologías de evaluación para el personal técnico, clasificando el desempeño en: no satisfactorio, satisfactorio o excepcional. Solamente en el caso de no satisfactorio el evaluado era penalizado con una rebaja de salario, el resto no recibía nada. Con el transcurso de los años esta evaluación perdió interés por evaluadores y evaluados pues ambos eran conscientes de que no aportaba nada al desempeño transformándose en un ritual que cada cierto tiempo se debe cumplir. Con el desarrollo del turismo se comenzó a aplicar la evaluación del desempeño para los trabajadores de este sector y luego se extendió al resto de las empresas, pero no ha tenido mejor suerte que la de los técnicos. Por las metodologías utilizadas y los métodos aplicados, una gran mayoría considera que las evaluaciones son injustas y tendenciosas.
La administración de personal (aplicada en ausencia de un sistema de gestión de los Recursos Humanos), no incluye a los directivos, estos son evaluados por otras metodologías para cuadros de los organismos centrales o el partido según sea su nivel y tampoco alientan su mejor desempeño pues al igual que en los casos anteriores cuando alcanzan valoraciones positivas no reciben ningún reconocimiento moral o material. En ocasiones se otorgan estímulos a los cuadros evaluados de “sobresalientes” pero no motivan al resto de los dirigentes pues las bases de evaluación no consideran únicamente los resultados obtenidos en el desempeño de las funciones del cargo, sino que además consideran otras razones políticas que en definitiva deciden. En los casos mencionados anteriormente las metodologías están enfocadas en las debilidades y no en las fortalezas. Además, hay que añadir la poca motivación, generalizada en los colectivos laborales de las empresas, al no compartir una visión o futuro real.
La revisión anual de los cumplimientos de los planes de las empresas las denomino una verdadera pantomima pues son los responsables de los incumplimientos los que los revisan. Esto induce que continúen trabajando de la misma forma sin esforzarse para el mejoramiento. Los proletarios han perdido la ilusión, desmotivándose dirigentes y dirigidos. En este contexto no hay sistema de evaluación ni revisión que funcione.
- 4. Movilidad de la alta dirección.
La movilidad de la alta dirección promueve la obtención de resultados a corto plazo e impide la prioridad de programas que requieran tiempo. Según Deming: "La movilidad de una compañía a otra crea prima donas para resultados rápidos", "Las personas requieren tiempo para trabajar juntas." El bajo promedio de vida de los directores en las empresas es un mal inducido por diversas causas ya sean por sanciones o promociones. En algunas ocasiones es ascenso y en otras el traslado es hacia otras empresas que están en situaciones críticas. Esto estimula el énfasis en los resultados rápidos, donde ponen todo su esfuerzo, pues se convierten en el principal fundamento para los ascensos. Casi siempre los logros a corto plazo sacrifican el equilibrio entre el presente y el futuro.
Otra causa importante de la movilidad es la corrupción que se ha erigido como otra de las principales causas de la alta mortalidad de los directores de las empresas originando un efecto dominó en los directivos que le rodean en el desempeño de sus funciones. Sea una u otra la causa, el mayor problema es que no logran conformar un equipo de dirección, no llegan a conocer las peculiaridades de las empresas que dirigen y tampoco definen una visión en su trabajo.
- 5. Dirigir una compañía basado en cifras visibles solamente.
Los directores se interesan fundamentalmente por las cifras visibles porque son las que les exigen los organismos superiores de dirección empresariales, del Partido y el Gobierno. A éstos últimos no les interesan las cifras no visibles como por ejemplo la satisfacción del consumidor, sea éste una empresa o un ciudadano, pues sus necesidades no son tenidas en cuenta al no existir mercado, competencia ni clientes. La calidad o excelencia quedan fuera de toda consideración pues las cifras de producción planificadas nunca cubren las demandas. Cualquier consumidor se puede dar por satisfecho si se le cumple con la entrega del producto o servicio necesitado en el tiempo requerido.
Generalmente los directores se afanan por el cumplimiento de los planes y las cifras visibles que más les exigen, según la moda del momento, ya sean los costos, la productividad, las utilidades, la rentabilidad, etcétera. Su desempeño en la dirección es evaluado de acuerdo a los resultados mostrados en las mismas, aunque sean dudosas, pues esto también ha originado una permanente manipulación de las informaciones que pueden ser fraudulentas o cambios hacia producciones de alto valor pero que no resuelven importantes necesidades.
Después del diagnóstico realizado en el sistema empresarial socialista cubano, sobre la base de las cinco enfermedades mortales identificadas por Deming, no queda más remedio que pronosticar su inevitable deceso pues, aunque algún director las “diagnostique” y trate de remediarlas, la “medicación” está fuera de su alcance porque los males son intrínsecos del sistema económico-político imperante y éste último es inamovible pues no admite cambios ni reformas estructurales.
capotecastillo@yahoo.es
|