Comprar dólares en CADECA, negocio redondo Por Ernesto Pérez Chang Cubanet 7 de septiembre de 2022
 Cola en una CADECA del Vedado (foto del autor)
No había terminado el Ministro de Economía de anunciar en televisión la venta de divisas y ya había personas haciendo filas en las Casas de Cambio (CADECA). Sé de algún vecino que pasó esa madrugada durmiendo en la calle para estar entre los primeros que podrían comprar los 100 dólares o euros que nos están permitidos en el día y, sobre todas las cosas, porque era sabido que en solo cuestión de horas las dificultades para comprar divisas serían mayores, en tanto a esa otra cola, entre las tantas que existen en Cuba para todo, le surgirían nuevos tipos de coleros y traficantes.
Porque comprar el dólar al banco en 124 pesos cubanos (CUP) para revenderlo de inmediato en el mercado negro en 145, 150 y hasta en 160 pesos, si no clasifica como el gran negocio del mundo, al menos en Cuba es otra estrategia más que te permite sobrevivir sin depender de un bajísimo salario estatal.
Los poco más de 12 000 CUP necesarios para comprarle a CADECA los 100 dólares diarios pueden convertirse de inmediato, incluso en la misma puerta del establecimiento, en más de 14 000, dejándonos un margen de ganancia sobre los 2 000 CUP, que aun teniendo en cuenta los días no laborables de las Casas de Cambio, representarían para el revendedor mucho más de 50 000 CUP al mes, es decir, más de 10 veces la media de lo que es actualmente el salario mensual de un trabajador profesional, de un médico.
“Negocio más que redondo”, así lo describe una señora que no duda en reconocer que ha abandonado su empleo estatal durante varios días, bajo el pretexto de estar enferma, para ir a la CADECA a comprar los dólares que le corresponden: “He tenido que hacer cola durante varios días, pero cada vez que los vendo (en el mercado informal) gano más que en un mes de trabajo. Ojalá que (la venta de divisas) dure bastante, porque hasta me jubilo para dedicarme a esto”, me dice.
En tal sentido, la reventa de divisas por quienes le han “cogido la vuelta” al “nuevo negocio” se va haciendo habitual en los alrededores de algunos de los establecimientos de CADECA donde están habilitadas las actividades de compra/venta.
Un par de ancianos jubilados con los que pude conversar recientemente, también reconocen haber encontrado una vía de incrementar sus magras pensiones (de unos 1 500 pesos mensuales, el equivalente a unos 10 dólares) a partir de haber invertido sus ahorros en la compra de los primeros 100 dólares, en tanto estos les reportaron más que el valor de su pensión en un solo día.
“Con dos o tres veces que haga la cola ya tengo para todo el mes. Incluso cuando le marco a alguien cobro una tierrita (dinero) y así voy tirando, mucho mejor que antes”, afirma uno de ellos.
“Es muy difícil hacer el uno o el dos en la cola. No sé qué pasa pero ni viniendo de madrugada. Ya esos turnos siempre están dados”, asegura el otro anciano. “Igual estando entre los 20 primeros siempre se alcanza algo porque no les conviene que la gente proteste, se les acaba el negocio. Ahora hay que ver cuánto va a durar esto. Los primeros días (después de implementada la venta oficial de divisas) daban ciento y pico de turnos, ahora hay días que dan 30, 40, y días en que casi no atienden porque no hay conexión o se va la luz”, agrega.
Lo cierto es que la gente ha sabido hacer los cálculos y el nuevo negocio “ilícito” que, paradójicamente, nos ha inventado el Ministro de Economía es de los más ventajosos aunque solo para quienes, con algo de capital inicial, pueden dedicar su tiempo a vivir de cola en cola.
Ventajoso por ser menos complicado —más simple y rápido— que revender alimentos y otros artículos de primera necesidad, además de poco riesgoso por cuanto se advierte cierta “tolerancia oficial” con el mercado informal de divisas.
Tanto así que, sin sonrojos, la dinámica de este ha sido tomada como copia exacta más que de marco de referencia para que el Banco Central entre en el juego no como ente “regulador” sino como competencia leonina, aunque hasta cierto punto “amigable” con un mercado negro donde cada vez se torna más evidente quiénes son los que, desde bien arriba, mueven sus hilos.
Así, en estos momentos, uno de los mejores sitios para adquirir un dólar del mercado informal sigue estando en los grupos de compra/venta en las redes sociales, por supuesto, pero comienza a desplazarse, incluso para cantidades considerables, hacia el interior y las inmediaciones de las Casas de Cambio donde tienen sus dominios el revendedor pero también el colero, el organizador de la cola y hasta quienes dentro de CADECA, y para beneficio personal, no solo facilitan la información sobre las cantidades reales que serán vendidas en el día sino que, además, acomodan las reglas de venta en beneficio de quienes dominan ese “mercado informal” asociados al “mercado legal”.
No por simple rumor ya se comenta en las calles sobre la gran bendición de trabajar hoy en día en una de estas Casas de Cambio, así como del privilegio de ser un “organizador de colas”. Porque a río revuelto… ya sabemos. Las colas en Cuba son mucho más que aguas turbulentas.
No solo se escucha de multitudes que hacen fila durante días para tener la fortuna de comprar la divisa “legalmente” sino de largas “listas de espera” o “turnos” que son “rectificados” varias veces en el día por esa gente, siempre las mismas, que como una verdadera mafia se han adueñado de las colas, de sus primeros puestos, y así como se han hecho del “orden”, también de la “ley” (pero del más fuerte).
De modo que, con la venta de divisas no solo las autoridades cubanas esquivaron solucionar el problema de la imparable devaluación del peso cubano (porque una verdadera solución pasaría necesariamente por un cambio político en profundidad) sino que crearon otra cola más, es decir, otro grupo de cubanos enfrentándose entre sí para que no les sobren energías para pelear contra el Gobierno, además de dar pie a que surgiera otra hornada de revendedores, pero ya no de algo tan “burdo” como paquetes de pollo o de turnos para comprarlos sino de algo tan “sublime” como dólares o euros.
El valor de las divisas frente al peso cubano (CUP) continúa en ascenso o, quizás sería mucho más preciso decir que la moneda nacional se desploma y exhala su último aliento.
Probablemente ya lo hiciera hace algunos años atrás cuando el propio régimen la relegó a un papel menos que secundario frente a un CUC que, como toda “materia” nefasta generada por los comunistas, no fue destruido ni desaparecido sino apenas transformado en la actual MLC.
En el mercado informal el dólar no solo ya supera los 150 CUP (con lo cual nos remontamos otra vez a los tétricos años 90), con tendencia a continuar subiendo entre 1 y 5 pesos por día, sino que por primera vez se equipara en valor con el euro y la MLC, cuando hace apenas un par de meses la diferencia era notable y hasta daba la impresión de que la moneda estadounidense se quedaría estancada entre los 90 y los 100 CUP por unidad.
Es más, ahora se advierte una tendencia a que el dólar, a pesar de no ser admitido por los bancos cubanos, se convierta en la moneda más demandada no solo por quienes planean emigrar sino además por los cubanos que, luego de haber perdido la poca confianza que tuvieron alguna vez en el sistema bancario de la Isla, por causa de las medidas de saqueo a los ahorros que trajo la llamada “Tarea Ordenamiento”, intentan hacer frente a los fenómenos asociados a la actual inflación, sobre todo a la poca utilidad de los salarios estatales, deshaciéndose de los pesos cubanos, es decir, transformando la basura tóxica en algún tipo de valor relativamente estable.
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