CRÓNICA BAJO LAS ESTRELLAS ✍️ Colaboración especial La Hora de Cuba 25 de noviembre de 2022
 Henry Constantin
No creo que muchos de los espectadores que asistimos a la proyección de Corazón azul, en la última noche de “Cine bajo las estrellas” preparada por la embajada de Noruega para este año, estuviéramos preparados para la magnitud de la propuesta que este filme, dirigido por Miguel Coyula y producido por Lynn Cruz, tiene para ofrecer.
Corazón azul es una película cuyo rodaje tomó diez años, de 2011 a 2021. Una obra cinematográfica atípica, según los cánones de cualquier país. Pero más aún cuando se evidencia el conflicto que pone en marcha la trama: Fidel Castro, el personaje resemantizado por Coyula, experimenta genéticamente con varios sujetos que, decepcionados posteriormente del rumbo tomado por el sistema de gobierno y sus fracasos, devienen en una cédula terrorista.
Por supuesto, esto es solo la punta del iceberg, porque Corazón azul es mucho más. De hecho, me atrevería a asegurar que es una de esas obras que nunca acaba de ser decodificada al cien por ciento, ni aún por su propio director. Un collage alucinante de estéticas noir, con un ambiente opresivo buscado ex profeso por Coyula, que aprovechaba esos días grises para filmar las escenas, planos de cámara en mano, escenas de anime para darle una mayor plasticidad y un toque de gore, un sexo filmado cronométricamente con unos planos para nada usuales en el cine cubano, que tiende a la pornografía en ocasiones y desestima lo erótico, un uso del cromatismo selectivo, sobre todo en las escenas de interiores, y actuaciones impecables, donde destaca Lynn Cruz con esa mirada que, según comentó una espectadora a mi lado, “amenaza”.
Las reacciones del público fueron muy positivas, teniendo en cuenta que esta es la primera proyección en pantalla grande en Cuba de Corazón azul. El subtexto de la película nos toca de cerca a nosotros, con constantes guiños y mensajes al vuelo en un segundo y tercer plano, que se agradecen muchísimo. Definitivamente, es una película que se disfruta una segunda, o tercera vez. Incluso, me atrevería a afirmar que podríamos estar en presencia de una película de culto, porque créanme, en este caso la novedad está equiparada con la calidad, y todo en el metraje es renovador, incluso dentro de la evolución de Coyula como cineasta.
Al terminar la película una cerrada salva de aplausos se disparó en el patio de la embajada de Noruega, y Lynn dio comienzo a una serie de preguntas, por parte del público, que indagó acerca de la censura que rodea al filme, tema del que estaremos hablando en una próxima entrevista a publicarse acá, en La Hora de Cuba.
Por cuestiones laborales, Coyula no pudo estar en el estreno nacional de su, hasta ahora, ópera magna. Terminadas las preguntas, otra ronda de aplausos para Lynn, por su labor de producción en la película y la entereza al contestar las preguntas. Luego, en sus redes sociales, la actriz publicó un mensaje donde agradeció a todos los asistentes y agradeció a la embajada de Noruega por la deferencia de proyectar Corazón azul donde debe ser proyectada, en el espacio para el que fue concebida: la pantalla grande, y romper el cerco de censura sobre la obra de Miguel Coyula y la carrera actoral de Lynn, que desde el 2018 sufre de un “vacío laboral”, podríamos decir, ya que aunque no está sancionada por ninguna institución, nadie la contacta para casting alguno, a pesar de ser una gran actriz. Corazón azul demuestra eso, sin duda.
Donde hay obra, no hay fantasmas, parafraseando al proverbio.
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