Varios dislates de Susan Eckstein sobre Cuba. Por Roberto Jesús Quiñones Haces. Cubanet./VIDEO: América TeVé: Polémica en Miami por presentación de libro sobre Los privilegios de inmigrantes cubanos en EEUU. Planifican protestas.
Varios dislates de Susan Eckstein sobre Cuba
Por Roberto Jesús Quiñones Haces
Cubanet
2 de diciembre de 2022
Polémica en Miami por presentación de libro sobre “Los privilegios de inmigrantes cubanos en EEUU”
América TeVé
Recientemente la profesora universitaria Susan Eckstein ofreció una conferencia de prensa en una de las sedes del Instituto Watson de Asuntos Internacionales y Públicos de Estados Unidos, para hablar sobre su libro Cuban Privilege, que será presentado el próximo 9 de diciembre en Miami.
El texto aborda temas relacionados con el exilio cubano y la política estadounidense hacia la Isla desde una perspectiva muy afín a la de los ideólogos de la dictadura. De hecho, la presentación del libro y la tendenciosa posición que su autora asume con respecto al exilio histórico cubano han levantado algunas ronchas por allá.
Pero no voy a referirme a esas coincidencias sino al profundo desconocimiento que esta profesora del Departamento de Sociología de la Universidad de Boston demuestra tener sobre nuestra historia y la realidad que vive la mayoría de nuestro pueblo. Quien desee corroborar lo que digo solo tiene que ver sus recientes declaraciones.
Eckstein asegura que se dedicó a investigar sobre la realidad cubana y que los hechos indican que la ideología de lo que ella denomina “gobierno cubano” ha cambiado, concluyendo que ya no es el marxismo-leninismo sino un nacionalismo identificado con el pensamiento de los héroes cubanos de la independencia.
Desconozco la magnitud de las investigaciones de Eckstein pero no hay que tener un título académico para estar convencido de la falsedad de lo que afirma. Si fuera una real conocedora de la situación política cubana sabría que no hay un solo discurso de los altos dirigentes cubanos donde no se reafirme la defensa del marxismo-leninismo y del socialismo al estilo estalinista. O le bastaría con leer el preámbulo de la Constitución comunista, específicamente su artículo 5.
Si nos atenemos al significado del término nacionalismo debemos estar de acuerdo con que esa doctrina muestra un especial apego a la reafirmación de la conciencia nacional y a cuanto le pertenece. En Cuba, desde 1959 hasta hoy, ha sido impuesto un sistema de partido único basado en una ideología totalmente ajena a la historia y evolución del pensamiento político cubano cuyas esencias son profundamente democráticas.
Si conociera la obra de Félix Varela, Carlos Manuel de Céspedes, Ignacio Agramonte y José Martí ―por solo citar a cuatro representantes del pensamiento liberal y patriótico cubano― no habría llegado a expresar tan disparatada opinión porque las ideas de esos patriotas son diametralmente opuestas al absolutismo político que impera en Cuba con toda su secuela de exclusiones y discriminaciones políticas, sociales, económicas y culturales.
Un verdadero nacionalismo tiene que ser forzosamente incluyente y los comunistas jamás han ofrecido la posibilidad de construir un país “con todos y para el bien de todos”, como lo imaginó Martí. Ante el mínimo disenso los comunistas practican la más cruel represión y la muestra está en que en estos momentos hay más de 1000 presos políticos en Cuba, la mayoría de ellos por expresar públicamente su deseo de cambios y libertad. ¿Lo sabrá la profesora Eckstein o será para ella un dato carente de importancia? Obviamente ella no puede decirnos concretamente a qué cambios se refiere porque estos, sencillamente, no existen.
Expresar que en Cuba hay un “gobierno” es otro desatino. Eckstein debe saber que ese nombre lo recibe una administración elegida por el pueblo y los cubanos no pueden elegir ni siquiera al intendente de sus ciudades, cargo equivalente al de un alcalde.
Otro error de la catedrática fue afirmar que por primera vez en Cuba hay un jefe de Estado que no es castrista. Bastaría recordarle la manida frase de Miguel Díaz-Canel y su cohorte mediante la cual recuerdan constantemente a los cubanos que ellos son “continuidad”. Díaz-Canel fue designado para ese puesto por Raúl Castro y nadie hace algo así para que arremeta contra sus intereses.
El que Eckstein llama primer jefe de Estado cubano “no castrista” es más de lo mismo, aunque con más ineficiencia y torpeza, dos cualidades inherentes al castrismo que él y su equipo han potenciado, quizás no porque lo deseen, sino porque no han dado ningún paso concreto tendente a cambiar una estructura cuya inoperancia ha sido demostrada en todos los países que implantaron un sistema de partido único, el cual solo ofrece espacios a las empresas estatales en lo económico y a quienes lo consienten ―con ganas o sin ellas― en lo político.
Pero dislates como estos ya no resultan novedosos dentro del mundo académico estadounidense o europeo, ni siquiera dentro de los amplios salones de la ONU. Recordemos que Federica Mogherini, ex alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, nos regaló aquella perlita de que “Cuba era una democracia de partido único”.
Y cuando eso ocurre las suspicacias comienzan su danza de especulaciones. ¿Estamos ante la presencia de errores, mero desconocimiento, ingenuidades? No lo creo. En ese sentido resulta curioso que dicha catedrática esté llamando a la revisión de lo que ella llama “privilegios a los cubanos emigrantes” debido a la posición marcadamente republicana de la mayoría de los cubanos. ¿A alguien no le resulta conocida esa posición que clama por represalias ante el ejercicio de un derecho que va contra los intereses de un partido?
Desde pequeños nos han enseñado que resulta antiético no tomar partido en defensa de la verdad y contra las injusticias, pero los políticos y quienes sirven a los intereses de un partido muchas veces intentan presentarnos como ético lo que no lo es.
No en balde Susan Eckstein afirmó en la conferencia que con respecto a Cuba llegó el momento de la “realpolitik” para dejar atrás la “moralpolitik”. Más claro ni el agua.