Lula 3.0:Las contradicciones del nuevo gobierno de Brasil. El número de ministerios de 23 a 37. De los 37 ministros al menos una docena están implicados en corrupción o mala conducta administrativa./Lula juró como presidente. Infobae.
01-01-2023
Lula 3.0: las contradicciones del nuevo gobierno de Brasil Por María Zuppello Infobae 1 de enero de 2022
Lula assina o termo de posse - Record TV
A pesar de las declaraciones del presidente electo, de que todos sus funcionarios “tendrán que apretarse el cinturón”, el número de ministerios ha pasado de 23 a 37. Hay 11 mujeres, hay indios, hasta una cantante negra, en fin, todo lo que faltaba en el gobierno saliente de Jair Messias Bolsonaro
Mucho marketing, visiones económicas opuestas y unos cuantos nombres rescatados del último gobierno de Dilma Rousseff que acabó con su impeachment en 2016. Este es en pocas palabras el panorama del nuevo gobierno Lula 3.0. Y, a pesar de las declaraciones del Presidente electo Luiz Inácio Lula da Silva de que todos sus ministros “tendrán que apretarse el cinturón”, el número de ministerios ha pasado de 23 a 37. Hay 11 mujeres, hay indios, hasta una cantante negra, en fin, todo lo que faltaba en el gobierno saliente de Jair Messias Bolsonaro.
Sigue siendo, sin embargo, un gobierno de mayoría del Partido de los Trabajadores (PT) y no un frente amplio, a pesar de que Lula tuvo que ceder algunos ministerios a los partidos que le apoyaron en la campaña electoral, a saber, el Movimiento Democrático Brasileño (MDB), el Partido Socialdemócrata (PSD) y Unión Brasil.
Detrás de las sonrisas y apretones de manos con estas distintas fuerzas políticas se esconde el riesgo de que el nuevo gobierno se convierta muy pronto en un ring. El ejemplo más significativo son los cuatro ministerios que estarán a cargo de la economía, en comparación con el único de la era Bolsonaro.Se han asignado dos ministerios al ex alcalde de San Pablo Fernando Haddad, para la economía, y a Ester Dweck, para la gestión. A pesar de las promesas de responsabilidad fiscal de Haddad combinadas con una lealtad absoluta a Lula, Dweck es una ferviente partidaria de la controvertida Teoría Monetaria Moderna que aboga por políticas fiscales expansivas y para la cual ni la deuda ni la inflación son un problema. Sin embargo, es la única economista del grupo, aparte de un máster en economía de Haddad.
Los ministerios de Desarrollo, Industria y Comercio y de Planificación, por su parte, fueron asignados respectivamente al vicepresidente de Lula, Geraldo Alckmin, ex gobernador de São Paulo vinculado, según la prensa brasileña, al Opus Dei, y a Simone Tebet. Ambos de procedencias políticas alejadas del PT, Alckmin abandonó el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) para su nueva aventura política como vicepresidente. Tebet, exponente del agronegocio y ex senadora del MDB, desafió a Lula en la primera vuelta de las recientes elecciones presidenciales, acusándolo incluso de corrupción en debates televisados. Al quedar cuarta con el 4,2 % de los votos, decidió apoyarlo en segunda vuelta con la esperanza de obtener a cambio un cargo ministerial.
Sin embargo, su ambición tuvo que contar con el cálculo político de Lula y su reticencia a ofrecerle el ministerio de Desarrollo Social que la senadora tanto deseaba. El futuro presidente prefirió asignarlo a Wellington Dias, petista doc y ex gobernador de Piauí, ya que ese ministerio controlará la tarjeta de visita del nuevo gobierno, es decir, el programa “Bolsa Familia” de subsidios para los pobres. Y así, tras rechazar también el ministerio de Medio Ambiente, Tebet acabó aceptando el de Planificación, que varios economistas famosos no quisieron antes de ella. Y sin que se atendiera ninguna de sus peticiones, como la de gestionar el Programa de Sociedades de Inversión público-privada (PPI) en su futuro ministerio. Para sus compañeros de partido, el riesgo de que la ex senadora se queme en pocos meses es muy alto, pese al optimismo que se filtra de sus palabras. “Haddad y yo somos de origen libanés. Es imposible que falle nuestro entendimiento”.
Cabe preguntarse, sin embargo, cómo van a coexistir dos posturas tan divergentes sobre la economía. La de Haddad, que está en contra del actual techo de gasto, y la de Tebet, que siempre lo ha defendido. No es casualidad que los petistas más puros la hayan tratado con recelo, llamándola “la Sergio Moro del próximo Gobierno”, sin olvidar que Tebet votó a favor del impeachment de Dilma Rousseff. Según el portal de noticias G1 del Grupo Globo, en la reunión decisiva Lula le habría dicho: “Conozco sus diferencias de visión sobre la economía y eso no es un problema para mí. Sé que estáis equilibrada y, en caso de divergencia, seré yo quien decida”.
Por último, queda la incógnita de Marina Silva. La ex senadora del partido Rede, embajadora mundial de la Amazonia, vuelve como ministro de Medio Ambiente de Lula. Ya lo había hecho al inicio de su primer mandato, en 2003, pero se marchó en 2008, dando un portazo al acusar de ser víctima de una “creciente resistencia por parte de importantes sectores del gobierno”. Candidata presidencial en 2014 contra Dilma Rousseff, en aquel momento Silva fue objeto de una violenta campaña de descrédito por parte del PT. Si no vuelve a haber enfrentamientos políticos, su regreso es una excelente tarjeta de visita para el futuro de la Amazonia, sobre todo porque contará con la ayuda de un nuevo organismo técnico, denominado Autoridad del Clima, que se inaugurará en marzo.
Entre los nuevos ministerios, inéditos para Brasil, está el de los “Pueblos Originarios”, que será dirigido por la diputada indígena del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), Sônia Guajajara, una elección que ha creado polémica entre varios activistas indígenas. “Es un gol en contra”, dijo Daniel Munduruku, del movimiento indígena de Belém. Su nombramiento le haría perder un escaño dentro de la ya exigua bancada indígena de la Cámara de Diputados, para la que fue elegida Guajajara.
Lula también resucitó el Ministerio de Cultura, suprimido por el gobierno de Bolsonaro. Estará dirigido por la cantante Margareth Menezes, sin experiencia en gestión pública y que tendrá que gestionar un presupuesto de 10.000 millones de reales, unos 2.000 millones de dólares, para 2023.
En cuanto al nuevo Ministro de Minas y Energía, Alexandre Silveira, del Partido Socialdemócrata (PSD), tendrá en sus manos la primera “papa caliente” del gobierno entrante: el control de los precios de la gasolina. Haddad había pedido al gobierno de Lula que no renovara la reducción de los impuestos a los combustibles hecha por Bolsonaro. Pero el temor a un aumento de los precios de la gasolina, así como la impopularidad que de eso derivaría, llevaron al futuro presidente a autorizar una medida provisional de renuevo de 60 días a partir del 1 de enero. Lula, al anunciar su gobierno, dijo que resolvería el problema interviniendo directamente en el control de precios de la petrolera estatal. Esta idea ya se había puesto en práctica con resultados infructuosos en el segundo gobierno de Dilma Rousseff.
Lula también ha creado dentro de la Secretaría Especial de Comunicación Social (SECOM) una Secretaría de Comunicación Institucional, Prensa y Comunicación Digital cuya tarea es vigilar las redes sociales, su caballo de batalla en la campaña electoral y un tema que ha encendido el debate debido al riesgo de censura. A mandar en el SECOM será el petista Paulo Pimenta, en el pasado un feroz crítico de la información brasileña, a la que señala como responsable de la elección de Bolsonaro en 2018 y, en 2021, de “no dar espacio lo suficiente a Lula”.
Entre las contradicciones que ha creado el nuevo gobierno está la de Sergio Moro,ex juez símbolo de la Lava Jato, la investigación que llevó a la detención de Lula por corrupción en 2018. Elegido senador en las últimas elecciones por el partido Unión Brasil, Moro, ahora se encuentra con su partido que gobierna precisamente con el más notorio reo de su operación. De hecho, la Unión Brasil recibió dos ministerios, el de Comunicaciones, al mando de Juscelino Filho y el de Turismo, con Daniela do Waguinho. Sin embargo, Moro no se dimitió, afirmando que confía en que su partido mantendrá una postura “independiente”, tal y como han declarado sus dirigentes.
El hecho es que de los 37 ministros anunciados, al menos una docena han sido investigados o están implicados en escándalos de corrupción, fondos ilícitos (“caixa dois”) y mala conducta administrativa (“improbidade”). Es el caso, por ejemplo, del nuevo Ministro de Integración, Waldez Góes, condenado por malversación de fondos, condena que él ha recurrido y que ahora se debate en el Supremo Tribunal Federal (STF). O el ministro de Justicia y Seguridad, Flávio Dino, investigado por sospechas de ilegalidad en un contrato de suministro de combustible para un helicóptero de la Secretaría de Seguridad Pública del estado de Maranhao. En 2020, la investigación fue archivada por el Superior Tribunal de Justicia (STJ). El ministro de Economía, Fernando Haddad, también fue condenado a cuatro años y seis meses en régimen abierto por la Justicia Electoral por falsedad ideológica electoral (fondos elícitos) en la campaña de 2012, cuando fue elegido alcalde de San Pablo. En 2021, el Tribunal Regional Electoral de San Pablo lo absolvió por falta de pruebas.
El futuro ministro de la Casa Civil, Rui Costa, por su parte es objeto de una investigación en curso en el STJ por delitos de reciclaje de dinero, estelionato y fraude en la adjudicación de contratos presuntamente cometidos cuando presidía el Consorcio Nordeste para comprar durante la pandemia respiradores que nunca fueron entregados a los hospitales, por un valor de 50 millones de reales (9,5 millones de dólares). De los dos recién nombrados líderes del gobierno en el Senado y la Cámara, Jacques Wagner y José Guimarães, este último es recordado por los brasileños por su antiguo asesor José Adalberto Vieira, detenido en el aeropuerto de San Pablo en 2005 con 100.000 dólares en su ropa interior y 200.000 reales, unos 38.000 dólares, en su maleta, un delito que posteriormente prescribió.
Sin embargo, el fantasma de Jair Bolsonaro flotará sobre el nuevo gobierno, tal y como prometió en su última despedida en directo en sus redes sociales ayer por la mañana, antes de partir hacia Florida. “Es un gobierno que empieza rengo”, dijo. “Brasil no acabará el 1 de enero. Hemos perdido una batalla, pero no perderemos la guerra”.
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Lula juró como presidente de Brasil: “Prometo defender la Constitución y sustentar la unión del país” Infobae 1 de enero de 2023
El líder izquierdista asumió su tercer mandato rodeado de miles de personas. En su primer discurso, hizo una fuerte defensa del medioambiente, prometió “rescatar” del hambre a 33 millones de brasileños y celebró “la victoria de la democracia”
El nuevo presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, celebró este domingo la “victoria de la democracia” que le permitió ganar las elecciones de octubre a pesar de las “amenazas” de la ultraderecha que aún no acepta su triunfo.
“Si estamos aquí es gracias a la conciencia política de la sociedad brasileña”, declaró Lula ante el Parlamento, en su primer discurso después de haber jurado como nuevo presidente de Brasil.
“Fue la democracia la gran victoriosa”, que “superó” las “más violentas amenazas a la libertad del voto”, apuntó en alusión a la campaña contra el sistema de votación desatada por el ahora expresidente Jair Bolsonaro, a quien derrotó en las elecciones de octubre.
“Bajo los vientos de la redemocratización decíamos: ¡dictadura nunca más! Hoy, tras el terrible reto que hemos superado, debemos decir: ¡democracia para siempre!”, aseguró el mandatario. Además, adelantó que hoy mismo firmará medidas de reorganización de las estructuras del Poder Ejecutivo “para que el Gobierno vuelva a funcionar de forma racional, republicana y democrática”.
“El mandato que hemos recibido, frente a adversarios inspirados enel fascismo, será defendido con los poderes que la Constitución confiere a la democracia. Al odio responderemos con amor. A la mentira, con la verdad. Al terror y a la violencia responderemos con la Ley y sus más duras consecuencias”.
“A lo largo de esta campaña electoral vi brillar la esperanza en los ojos de un pueblo que sufría, como consecuencia de la destrucción de políticas públicas que promovían la ciudadanía, los derechos esenciales, la salud y la educación”, afirmó y agregó: “Se demostró que sí era posible gobernar este país con la más amplia participación social, incluyendo a los trabajadores y a los más pobres en el presupuesto y en las decisiones de gobierno”, afirmó Lula y Agregó: “Se ha demostrado que un representante de la clase trabajadora sí podría dialogar con la sociedad para promover el crecimiento económico de forma sostenible y en beneficio de todos, especialmente de los más necesitados”.
Luego advirtió: “El diagnóstico que recibimos del Gabinete de Transición es terrible. Los recursos sanitarios se han vaciado. Han desmantelado la educación, la cultura, la ciencia y la tecnología. Destruyeron la protección del medio ambiente. No dejaron recursos para comidas escolares, vacunación, seguridad pública”.
El mandatario prometió ayudar a los que más lo necesitan: “Ninguna nación se ha levantado ni puede levantarse sobre la miseria de su pueblo. Este compromiso empieza por garantizar un Programa Bolsa Família renovado, más fuerte y más justo para atender a los que más lo necesitan”.
Adelantó que las primeras acciones del Gobierno tendrán como objetivo “rescatar a 33 millones de personas del hambre y rescatar de la pobreza a más de 100 millones de brasileños que han soportado la carga más pesada del proyecto de destrucción nacional que hoy termina”.
También enarboló como obetivo primordial lograr la deforestación cero en la Amazoniay la emisión cero de gases de efecto invernadero en la matriz eléctrica, además de estimular la reutilización de pastos degradados. “Brasil no necesita deforestar para mantener y ampliar su frontera agrícola estratégica”, afirmó..
“Crear, plantar y cosechar seguirá siendo nuestro objetivo. Lo que no podemos aceptar es que sea una tierra sin ley. No toleraremos la violencia contra los más pequeños, la deforestación y la degradación del medio ambiente”, agregó. .
Aseguró que esta era una de las razones, pero no la única, de la creación del Ministerio de Pueblos Indígenas: “Nadie conoce mejor nuestros bosques ni es más eficaz para defenderlos que quienes estuvieron aquí desde tiempos inmemoriales. Revocemos todas las injusticias cometidas contra los pueblos indígenas”.
Lula anunció asimismo la refundación del Ministerio de la Mujer “para demoler este castillo de desigualdad y prejuicios”: “Es inaceptable que las mujeres cobren menos que los hombres por el mismo trabajo. Es inaceptable que sean acosados impunemente en la calle y en el trabajo. Que sean víctimas de la violencia dentro y fuera del hogar”.
Finalmente, El nuevo presidente de Brasil se comprometió a “retomar la integración” en América Latina para tener “un diálogo activo y altivo” con las otras regiones del mundo.
“Retomaremos la integración a partir del Mercosur, con la revitalización de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y otras instancias soberanas” que existen en Latinoamérica, declaró ante el Parlamento después de haber jurado como nuevo presidente de Brasil.
También garantizó que su Gobierno fortalecerá la cooperación con el foro BRICS, que Brasil integra junto con Rusia, India, China y Suráfrica, y tenderá puentes con África y el mundo en desarrollo, sin descuidar sus relaciones con Estados Unidos o la Unión Europea (UE)