Cuba: Cerca del colapso económico. Camila Acosta entrevista al economista Elías Amor. Cubanet 21 de abril de 2023
 Diaz-Canel y el pueblo
Este 19 de abril Miguel Díaz-Canel y Manuel Marrero fueron ratificados como Presidente y Primer Ministro de la República de Cuba, respectivamente. Sus discursos de toma de posesión fueron triunfalistas y no brindaron soluciones concretas para enfrentar la grave crisis económica que atraviesa la nación.
Aunque hubo ciertos cambios en puestos del Consejo de Estado y de Ministros, la esencia de esa nomenclatura en el poder sigue siendo la misma. No obstante, para el economista cubano Elías Amor, lo sucedido en la X Legistatura de la Asamblea Nacional “abre una etapa nueva en la que hay que tener muy en cuenta el papel que ha jugado Díaz-Canel” y “se diría que Marrero ha salido reforzado en esta ocasión”.
En conversaciones con CubaNet, el analista explicó sus lecturas del contexto político-económico cubano.
—¿Cómo ve Ud. estos cambios en algunos puestos de ministros y qué repercusiones tendrán?
—La decisión de Díaz-Canel —en cuanto a la elección de su gabinete (ministros)— entraña, por primera vez en mucho tiempo, la conformación de dos bloques en el gobierno, uno de ellos orientado a lo que podríamos llamar la economía interior del país, la economía de la baja productividad, de la miseria, de las colas, de la falta de luz, de agua, de combustible, es decir, la economía comunista; y luego hay un sector de economía abierta, orientado al exterior, en ese nuevo Viceprimer Ministro y Ministro del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Ricardo Cabrisas, quien se pondría al frente de esa economía rica, que se basa fundamentalmente en la generación de divisas, y que es principalmente el interés económico vinculado a la Seguridad del Estado y a los grandes consorcios como GAESA (Grupo de la Administración Empresarial S.A.).
Cabrisas tendría ese ámbito de actuación, independiente del que podría tener el Ministro de Economía, Alejandro Gil, que básicamente sería cumplir el plan, ejecutar el presupuesto, controlar todos los sectores productivos: la agricultura, la construcción de viviendas, la energía, todo esto que funciona pésimamente mal en la economía de diseño comunista.
Con este reparto estratégico que ha planteado Díaz-Canel, en mi opinión, los intereses económicos de los grupos que están detrás del poder político en Cuba se van a ver reforzados porque Cabrisas va a tener como misión resolver fundamentalmente los problemas de la deuda externa y facilitar la conversión de deuda por inversión extranjera, de una forma similar a la hecha por Grecia en el período posterior a 2008.
Y Alejandro Gil se va a quedar con la parte más fea, que es la parte interna de la economía, la comunista, la de las cartillas de racionamiento, la falta de productos, esa economía de la miseria.
En ese juego es donde Díaz-Canel se va a colocar en el medio, más que Marrero, quien es un representante del sector de Cabrisas; pero Díaz-Canel se colocará en el medio y va a mantener ese conflicto entre los dos sectores que actualmente sostienen el régimen.
Este es el enfoque que yo creo que tenemos que plantear a partir de ahora para interpretar las decisiones que se tomen por parte del régimen comunista cubano. Habrá decisiones internas, dirigidas a la economía comunista, donde está la mayor parte de la población cubana pasando escasez y miseria, y luego decisiones abiertas, hacia esos sectores orientados al exterior, en donde creo que se van a producir importantes cambios en la forma de entender las cosas.
Vamos a ver si estas hipótesis se verifican, pero parece evidente esa división del poder económico que, en mi opinión, es perjudicial para los intereses del pueblo cubano.
—En su discurso, Marrero propuso un sistema de trabajo de diecinueve puntos en los que se centraría en los próximos cinco años. ¿Qué opina sobre su programa? ¿Cree que realmente contribuya a una mejoría o avance para los cubanos?
—Es más de lo mismo. No hay ni una sola propuesta innovadora. Es la misma cantaleta de la legislatura anterior, pero elevada a la enésima potencia. El mismo discurso de “vamos a conseguir”, “vamos a hacer”, los mismos temas… No hay cambio ninguno, ninguna propuesta, por ejemplo, relativa a cambios en la estructura de los derechos de propiedad, ni orientada a abrir la economía hacia la acción del mercado. No hay ninguna propuesta que tenga que ver con objetivos concretos de mejora del funcionamiento de la gobernanza. No hay nada de eso.
Lo que hay es una carta a los reyes magos de un niño inocente que lleva mucho tiempo haciendo maldades y que las esconde para que los reyes magos le traigan los jugueticos que él quiere. Y eso no es serio ni sensato. Creo que el mensaje de Marrero no es más que otra burla clarísima al pueblo cubano, que yo creo que ya tiene que estar harto de tanto engaño y de tanta mentira por parte de estos dirigentes.
—Ud. en su blog publicó un texto en el que afirma que la economía cubana presenta “los peores registros desde el período especial” y que está “cercana al colapso”. Eso es grave.
—Sí. El colapso tiene que ver con la falta de conexión entre la economía interna y externa. La economía en Cuba está fragmentada. Hay una economía interna de subsistencia, dominada por la ideología comunista, y luego hay una economía externa que va dirigida a grandes negocios y grandes operaciones especulativas de inversión extranjera y renegociación de la deuda. Y esa diferencia es la que colapsa la economía; hasta los propios rusos le han dicho a Díaz-Canel que tiene que unificar el sistema monetario, no puede haber una economía que funcione en pesos cubanos (CUP), que es la economía de la miseria, y una economía que funcione en MLC (Moneda Libremente Convertible). Eso no lo hay en ningún país del mundo.
Y eso, a base de funcionar durante largo tiempo, va a provocar ese colapso económico que se ve venir en forma de una combinación mortífera de inflación, caída del producto interno bruto, depreciación del peso cubano e incremento de las dificultades para suministrar los servicios básicos a la población como la luz, la gasolina, el agua y el resto de los servicios básicos.
Esto no ha hecho más que empezar y la economía cubana se va a desplomar. Esto es inevitable mientras no se tomen medidas drásticas de reordenación económica que sirvan para sacar al sistema económico comunista, ese modelo obsoleto que no funciona y que no aporta nada al país.
Por eso considero muy negativo este diseño que ha hecho Díaz-Canel, de un departamento orientado al interior y otro al exterior. El gobierno y los poderes económicos deben estar al servicio de la población y no al servicio de determinados intereses.
No hay una continuidad real. Lo que hay es un rediseño del poder económico: del Ministerio de Economía y de Finanzas y Precios y el resto de los ministerios “pobres”, por un lado y, del otro lado, una concentración de poder exterior en manos de Cabrisas, con el desplazamiento de Rodrigo Malmierca (anterior Ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera) quien, de hecho, ya en alguna ocasión había planteado rediseñar la gobernanza de su ministerio en estos términos pero no se lo autorizaron los comunistas. En ese sentido, parece que Cabrisas —un antiguo miembro de la Seguridad del Estado— tiene más capacidad para imponer tesis que la que tuvo Malmierca, quien ha pasado a mejor vida.
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