Estupefacto por los reclamos al Gobierno, Marrero 'explica' por qué hay hambre en Cuba Por Rafaela Cruz Diario de Cuba 3 de junio de 2023
 El primer ministro cubano, Manuel Marrero, habla con trabajadores en Gibara, Holguín. M. MARRERO/TWITTER
El primer ministro señala a agricultores, ganaderos e intermediarios… Pero, ¿qué justifica que empresas estatales compren en el exterior con dinero del pueblo para revender en el país con ganancias desorbitadas?
Hablando a la prensa estatal sobre los problemas agrícolas en Cuba, el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, un tanto indignado, aseguró que "el Gobierno ha dado esas tierras y, por tanto, hay un compromiso y un encargo que es garantizar la producción para el pueblo", lo que deja implícito que el Estado cree haber hecho su parte y que son los productores quienes no están cumpliendo la suya.
En ese mismo sentido, enfatizó que "las tierras se fueron entregando, y así se sigue haciendo, a las personas, a las cooperativas. No siempre se cumplen, sin embargo, los objetivos; y entonces, ¿quién tiene la responsabilidad? ¿A quién reclama el pueblo por la garantía de los alimentos? Al Gobierno. Y el Gobierno, a través de las empresas estatales, tiene que lograr llegar a esos productores, tiene que contratar para garantizar esa distribución de alimentos".
Veamos, habría solo tres posibles explicaciones para que los campesinos estén, como insinúa Marreo, produciendo menos de lo que pudieran con los recursos disponibles: 1- son vagos y/o incapaces; 2- se han coordinado para actuar como monopolio y obtener mayores beneficios; 3- aunque el Gobierno entregó tierras, eso no es suficiente y se necesitan incentivos adecuados para maximizar la producción.
Y como no hay razones para pensar que el campesinado cubano sea especialmente vago e incapaz, o que se haya cartelizado para actuar como monopolio, aunque al premier le disgusten, los reclamos al Gobierno parecen estar bien dirigidos, pues la falta de incentivos debida a una institucionalidad empobrecedora es la verdadera causa de la baja productividad del campo cubano, por no hablar de la responsabilidad estatal en que no hayan mejores condiciones productivas por falta de inversión en el sector.
Pero no obstante su estupor por que la gente reclame al Gobierno, Marrero enfatizó que lograr que los campesinos produzcan más "pasa por disciplina, pasa por exigencia, por lograr contratar, pagar las producciones a los campesinos, y también por exigir que se produzca… El Gobierno, a través de las empresas estatales, tiene que lograr llegar a esos productores, tiene que contratar para garantizar esa distribución de alimentos".
¿Algo de eso suena a "cambio de mentalidad" y a "hacer cosas diferentes y no un poco más de lo mismo" con que asegura Marrero está enfrentando el Gobierno este 2023? ¿O suena a hacer lo que llevan haciendo 64 años? Parece que el ministro olvida que la empresa estatal socialista Acopio —esa sí es un enorme monopolio— lleva décadas contratando las producciones con los campesinos y, empero, Cuba es el mayor fracaso de producción alimentaria del hemisferio occidental.
Sin embargo, lo que preocupa a Marrero es que un productor "directamente vende la calabaza a seis pesos la libra, mientras en los mercados está a 40... Primero, el productor vende a un precio, y entonces hay una serie de intermediarios que no hacen nada, solo comprar y revender, y al final hay dos grandes afectados, el que produce al sol todos los días, que es quien menos cobra, y el que más paga a los intermediarios, que es el pueblo".
Quedan claros los dos pilares de la teoría del premier de la República sobre por qué los precios de los alimentos son tan absurdamente elevados en Cuba y la gente tiene hambre: los productores no producen tanto como podrían y, además, hay unos intermediarios "que no hacen nada, solo comprar y revender", inflando los precios.
No entremos en detalles sobre la creatividad, riesgos y costos implicados en una actividad tan compleja como ese "solo comprar y revender", lo que justifica las ganancias de intermediación; mejor preguntémonos: si comprar y vender son hacer nada, ¿qué justifica entonces las ganancias de las empresas estatales que compran en el exterior —con dinero del pueblo— para revender obteniendo ganancias muy superiores a las del revendedor de calabazas de Camagüey? Más aún, ¿qué justifica los beneficios extraordinarios de los mayores revendedores actuales, las empresas tipo Katapulk? ¿Por qué Marrero machaca a los revendedores de calabaza mientras se abraza con Hugo Cancio?
Pero como no solo de calabazas vive el hombre, sobre el problema de la leche también disertó el primer ministro, preocupado porque el 70% de la leche que consume la Isla es importada y, "sin embargo, en el país se produce leche que no se está contratando, que se desvía y que no va a parar a los niños y a las personas que la necesitan".
No queda claro si cuando Marrero se refiere a que la leche se "desvía" hacia personas que "no la necesitan" —lo que en Cuba significa todos los mayores de siete años sanos— está incluyéndose a sí mismo y a su familia. ¿Qué desayunarán en casa del primer ministro? ¿Tampoco beberán leche "desviada" los adultos sanos del Consejo de Estado? Da la impresión que a Marrero le preocupa solo la leche que no se "desvía" hacia él.
De todas formas, no es tan relevante la sinvergüencería de Marrero como saber qué pasó para que un Gobierno que cogió un país con más vacas que habitantes lo convirtiera en uno donde el jefe de Estado, Raúl Castro, tuviese que prometer llevar un vaso de leche a cada cubano hace ya 16 años y ni eso se ha cumplido. ¿Será que también los ganaderos se han vuelto un malvado monopolio y que los intermediarios están "desviando" el producto? ¿O será que el sistema, sencillamente, no funciona?
En medio de esta crisis alimentaria tan terriblemente seria, atemoriza que uno de los más altos funcionarios del Gobierno, y hablando por el Gobierno como un todo, se parapete tras demagogias para culpar a otros y no asumir responsabilidad, lo que significa que no tomarán las políticas realmente necesarias para dinamizar el sector más básico e importante de la economía cubana, prefiriendo ver al pueblo sufrir hambre antes que admitir que el problema es el sistema mismo, pues en ese caso tendrían que cambiarlo, y no, eso no, pues del sistema depende todo aquello que mantiene a Marrero como primer ministro gordo en un país cada vez más flaco.
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