“YO VIVI LA EPOCA EN QUE…,” Enviado a CDV.ORG por Eloy A Gonzalez.
“Si hurgáramos en todo lo que hemos vivido en estos 60 años , sin lugar a duda que las abominaciones superarían todo lo dicho aquí . Aparecerían abominaciones mayores que estas, para parafrasear la Biblia. Porque estos alabarderos comunistas a lo malo no solo le decían bueno, sino que nos vendían un producto moralmente pútrido y marcado por la impiedad. Un subproducto maléfico que nos destrozó y nos destroza. Nunca podremos saber todo lo malévolo que ha sido escondido.’
Yo viví la época, en la década del 80, en que una pandillita de guapos de orilla se escondía detrás de los árboles o tanques de basura, en la zona de Marianao y Playa, esperando que pasara alguna guagua para cortar con una cuchilla o una navaja a cualquiera que estuviera sentado en la ventanilla.
Yo viví la época, desde fines de los 70s, con apenas 9 años, en que mi solar de Buenavista se llenaba de drogas, de machetazos, de navajas, de tiros, de piedras, de prostitutas y proxenetas, de broncas entre vecinos por cualquier cosa.
Yo viví la época en que era súper peligroso caminar por los alrededores de Tropicana, o por las calles llenas de huecos de los Pocitos, Romerillo, Palo Caga'o, Zamora, Pogolotti, La Ceiba.
Yo viví la época, en 1980, en que el régimen organizó, permitió y alentó los actos de repudio contra los que decidían abandonar el país por el Mariel, víctimas de ataques verbales, con huevos, piedras y palos.
Yo viví la época en que los maleantes se reunían en la zona de La Tropical, en la avenida 31, para caerse a golpes o chavetazos, o para abusar de cualquiera que pasara por esa área a altas horas de la noche.
Yo viví la época, a inicios de los 90s, en que una bicicleta china Forever o Flying Pigeon se convirtió en un medio preciado y perseguido por todos, al punto de que surgieron bandas dedicadas a robarlas de la manera más cruenta. Esperaban a sus presas en callejones, calles oscuras o zonas poco transitadas, tendían una soga o un cable y lo levantaban cuando la bicicleta pasaba. Tenías suerte si solo se llevaban aquel traste. Hubo muertos, heridos, golpeados por esas acciones.
Yo viví la época, en la cúspide del mal llamado Período Especial, en que derretían condones para hacerlos pasar por queso en las pizzas que vendían en la calle; en que hubo un caso serio de intoxicación por consumo de aceite reciclado de avión, extraído de Rancho Boyeros, que vendieron como aceite comestible.
Yo viví la época en que Monte y Cienfuegos, cerca del Capitolio, era una zona identificada como un prostíbulo, donde podías encontrar drogas y niñas menores de edad que se acostaban contigo por menos de cinco dólares. Las llamadas “chupachupas” eran de todas partes, habaneras y de provincia, con chulos que las golpeaban y extorsionaban. Había casas ubicadas por toda la ciudad, pero principalmente en Centro Habana y Habana Vieja, donde podías esperar en un recibidor y a veces encontrabas varias «parejas» disparejas aguardando su turno. El dueño de la casa cobraba un dólar de comisión por permitirte usar su cuarto maltrecho.
Yo viví la época en que hablar inglés era mal visto; en que te podían amonestar en el centro de trabajo o en la escuela por tener algún familiar en el extranjero.

Bela Doka. El Periodo Especial
Yo viví la época en que te podían parar, delante de todos, en un matutino escolar para abochornarte por olvidar una tarea, por ser Testigo de Jehová, por tener algún familiar considerado como preso político (que para ellos equivalía a «contrarrevolucionario») o porque tenías pariente en los Estados Unidos, principalmente.
Yo viví la época en que tenías que pararte en seco, estuvieras donde estuvieras, si sonaba el himno nacional. Y me detengo en esto porque era bochornoso que hasta casi te agredían si seguías caminando hasta encontrar un lugar para descansar. Viví años después cerca de una escuela, con bodegas y otros locales cerca. La gente andaba de un lado a otro, cruzando la calle y haciendo gestiones; y de pronto, si ponían el himno, tú veías a la gente en medio de la calle obstaculizando el tráfico para no moverse.
Yo viví la época, en los 90, en que expulsaron a dos alumnos de 4to. Año del ISPLE por reírse de la mancha de Gorbachov en la cabeza. Andrés Pereira, secretario general de la UJC en ese tiempo, los humilló delante de todos. Meses más tarde, ese … iría a Canadá y no regresaría a Cuba.
Yo viví la época en que te expulsaban o sancionaban en el trabajo si profesabas alguna religión, ya sea occidental o de origen africano.
Yo viví la época en que tenías que mentir en una respuesta en la escuela, repetir lo que te decían y evitar el pensamiento crítico.
Yo viví la época en que tenías que sintonizar, bien bajito, las estaciones que venían de la Florida, principalmente, Radio Martí, aunque no estuvieran hablando de Cuba y solo pusieran música.
Yo viví la época en que la gente se casaba solo para poder tener derecho a una caja de cervezas y una reservación en un hotel de mala muerte.
Yo viví la época en que nos enseñaron a odiar todo lo americano, desde sus Presidentes hasta su población y todo lo que producían; y ese odio se convirtió en curiosidad y luego en fascinación.
Yo viví la época en que te metían preso por tener un dólar encima, en que no podías entrar a las llamadas Diplotiendas, en que los hoteles eran inaccesibles y ni siquiera podías caminar por sus aceras.
Yo viví la época en que el régimen ideó las Casas del Oro y la Plata, comprándote a precios ridículos todas las joyas, cuadros, accesorios y reliquias familiares que uno conservó durante décadas.
Yo viví la época en que al engendro maligno de Fidel Castro le decían El caballo y la gente lo veía como un ser sobrenatural, inteligente y valiente.
Yo viví la época en que los juguetes, como todo lo demás en Cuba, eran asignados por el Estado y se dividían en básico, no básico y dirigido. Quien tuviera la mala suerte de comprar al tercer o cuarto día, solo alcanzaba una caja de bolas o una muñeca fea.
Yo viví varias épocas, y sería interminable mencionarlas todas. Pero cada una tenía un denominador común: el régimen socialista, la intromisión del Estado, el adoctrinamiento, la manipulación, la mentira, la represión y el miedo. He visto algunos tuits por ahí hablando de que ya Cuba no puede preciarse de tener un sistema de salud de excelencia, o de que su educación no es como antes, o de que la tranquilidad ciudadana se está viendo afectada. Desde que llegaron los comunistas al poder, Cuba ha sido una gran mentira. Jamás hubo salud ni educación ni tranquilidad ciudadana. La Campaña de Alfabetización fue una enorme estafa; los hospitales como el CIMEQ o el Cira García, o la clínica de Kohly, eran reservados para extranjeros o dirigentes; los asesinatos en Cuba siempre estuvieron a la orden del día, silenciados por la prensa y nunca difundidos por la falta de redes sociales.
Lo que sí hubo fue una maquinaria brutal de lavado de cerebro y una censura informativa violenta, que no te dejaba ver más allá de las fronteras del país. Hubo gente que se jactó de decir que en los 80 «vivíamos bien», que «había de todo». ¿En serio? Ahí están los videos, las pruebas. La escasez material y mental en Cuba comenzó en 1959 y no se ha detenido todavía. Solo conocíamos a la URSS, mientras el mundo andaba desarrollándose. Hubo un momento en Cuba en que la juventud solo hablaba del carro nuevo de Paulo FG o del Médico de la Salsa; en que los músicos iban a 23 y M o a Contacto para inflar sobre sus presentaciones y sus «giras por Europa». Eran dioses. Y las redes sociales nos han demostrado que se presentaban en timbiriches o cabaretuchos de quinta categoría. Nos hicieron creer que un negro fuera de Cuba sería solo limpiabotas o lo asesinarían en cualquier esquina. Hubo también un momento en que llegué a pensar que los tres únicos países que existían en el mundo eran Cuba, la URSS y los Estados Unidos.
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Fuente: Cuba con H de Ortografía. Publicado en /buenavistavcuba.blogspot/. |