Doctor Alberto Roteta Dorado.- Santa Cruz de Tenerife. España.- Recientemente se le ocurrió a un periodista madrileño entrevistar al compositor cubano Silvio Rodríguez, un personaje que en su momento – que ya pasó y no creo que lo recuperará jamás– gozó de una inmensa popularidad en varios países de América Latina. Autor de canciones inolvidables como Ojalá, La era está pariendo un corazón, Por quien merece amor, Unicornio y Canción del elegido, entre otras tantas, las que, independientemente que nos simpatice o no dicho personaje, son de una calidad extraordinaria, ya sea desde el punto de vista musical o por la belleza y profundidad de sus letras: un verdadero poeta, algo muy poco común dentro de la llamada música popular.
La entrevista se publicó en Diario de Avisos, un medio de prensa de la isla de Tenerife, Islas Canarias. Se precisa en la introducción que en realidad lo que tuvo lugar fue un encuentro desde la distancia, toda vez que desde Madrid se le hicieron una serie de preguntas que Silvio Rodríguez respondió desde La Habana por correo electrónico. Durante el "encuentro" se abordó el tema de la política de Cuba y las concepciones que en este sentido tiene el autor de Unicornio, más que la propia obra del legendario compositor.
Cuando se le preguntó acerca de los difíciles momentos por los que pasan los cubanos desde el punto de vista económico, amén de la secuencia de manifestaciones pacíficas asumidas por la población cubana en los últimos tiempos, Rodríguez respondió con el habitual discurso pleno del dogmatismo acérrimo de los comunistas de su generación, la de los años setenta y ochenta del pasado siglo.
Para Silvio Rodríguez la situación económica de la isla, la peor de la historia desde 1959 hasta el presente, es producto de "la recesión de la pandemia, agravada por dos guerras"; y enfatizó en la idea de lo que definió como "sanciones imperiales muy injustas". Sería conveniente que una figura como el entrevistado modificara su aberrante oratoria carente de sentido. Recordemos que el mal llamado bloqueo tuvo su origen a partir de las expropiaciones masivas que el régimen castrista ejecutó contra aquellos dueños de pequeñas y medianas empresas a partir de 1960, o sea, desde los mismos comienzos del nuevo régimen impulsado por Fidel Castro que asumió la nacionalización como estandarte de su política totalitaria.
Cuando se tiene una visión parcializada de la realidad de un contexto histórico se ofrece opiniones que distorsionan el verdadero motivo de las sanciones aplicadas por parte del gobierno estadounidense. No se trata de una "inducción del descontento a través de la asfixia económica”, como se atreve afirmar el trovador cubano. El pueblo cubano está descontento de manera cuasi generalizada ante la hambruna, la carencia de medicinas, de insumos, de ropa, de calzado, entre otras tantas cosas; pero también están muy descontentos por la prolongación de una agonía que parece prolongarse por la eternidad. Existe un despertar de conciencias, no como un hecho aislado, como pretende presentar la dictadura cubana en sus medios oficialistas, siempre serviles al régimen; sino como un despertar de carácter nacional.
Es cierto que las más recientes protestas no fueron masivas como las del 2021, fenómeno que tiene su comportamiento sui generis producto de las acciones represivas de la policía y de los miles de agentes encubiertos del gobierno encargados de golpear e impedir las marchas, las que en realidad pudieran ser multitudinarias en otro contexto sociopolítico.
Imagen debajo: Silvio Rodríguez, al igual que Vicente Feliú, otro de los fundadores de la Nueva Trova de Cuba, fue un apasionado admirador del asesino Ernesto Guevara. Su Canción del elegido está dedicada a resaltar la figura de uno de los seres más repugnantes de la historia.
Luego de algunas preguntas relacionadas con la estancia del entonces joven Silvio, etapa junto a pescadores y marineros de donde surgieron temas como Playa Girón, Sueño con serpientes, En el claro de la luna, entre otras, incluidas en su primer trabajo discográfico en solitario, el periodista español le da el motivo para que intervenga en relación con el fenómeno migratorio cubano, siendo preciso con la siguiente sentencia: "Parece que a los jóvenes no les concierne tanto la Revolución".
A lo que responde Rodríguez: “Yo comprendo a los jóvenes que se van. La vida es una sola y la situación en Cuba es bastante difícil". No obstante, retomó la arcaica retórica de los "logros" de la revolución cubana a través de dos de sus variantes más polémicas en la actualidad: la educación y la salud, aspectos de los que el régimen se mostraba orgulloso en otros tiempos; aunque en el presente se le vino todo abajo, toda vez que nadie cree en los supuestos "logros" de una nación destruida.
Según Silvio, las escuelas y los hospitales funcionan aunque con menos personal y recursos. En esto miente sobremanera. Dicho de otro modo, oculta una parte de la verdad al ofrecer una respuesta sesgada y parcializada de la real situación de devastación generalizada que sufre el país. Se sabe que la calidad de la educación es pésima, algo que no se limita a la instrucción primaria y secundaria, sino a la enseñanza media y superior. Los profesores y maestros han asumido el éxodo casi generalizado, entre tanto, otros se han ido de este tipo de profesión en busca de poder sobrevivir en medio de las carencias materiales.
Por otra parte, la salud cubana, esa de la que el régimen se sintió orgulloso, y al propio tiempo, utilizó el slogan castrista de la potencia médica mundial para obtener ganancias a través de la explotación de los médicos y otros profesionales de la salud en distintos países del mundo, está en un estado de deterioro total debido a la carencia de personal, medicinas e insumos, independientemente del terrible estado en que se encuentran todas sus infraestructuras, exceptuando las que pertenecen a los militares de la alta jerarquía.
El fenómeno migratorio no solo afecta áreas como la salud y la educación. También la cultura ha experimentado un retroceso determinado, en gran medida, por el éxodo de muchos artistas de la plástica, de la literatura, del teatro, la radio y la televisión, el cine, etc., independientemente del freno a la libertad de expresión, lo que se reafirma en cada consejo de la directiva de instituciones como la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC, la Asociación Hermanos Saíz, AHS, entre otras, todas al servicio de la dictadura.
Recordemos la terrorífica frase del dictador Fidel Castro: "Dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, nada", esa que le provocó el espanto al poeta y narrador cubano Virgilio Piñera, y que el maníaco y delirante comandante pronunciara en los inicios de la llamada revolución cubana. Sin embargo el viejo trovador es capaz de atenuar la realidad con su obsoleta palabra:
"Promociones nuevas de egresados de las escuelas de arte forman orquestas, grupos de cámara, tocando y asombrando a cuantos pasan por aquí, ganando becas que otorgan instituciones y gentes solidarias. Piedras preciosas que relucen en nuestra pobreza, gracias a la política de enseñanza artística que inauguró la Revolución hace 60 años”.
También se sabe que muchos de los que salen por asuntos de trabajo artístico no regresan jamás a Cuba. Basta hacer mención, en este sentido, a la cantidad de cantantes del Coro EntreVoces y otros tantos bailarines de la compañía de Ballet de Camagüey que no regresaron al país durante recientes presentaciones por España.
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