"Eficiencia significa hacer bien las cosas. Eficacia es haces las cosas que hay que hacer". Peter Drucker.
Ingeniero Químico Roberto L. Capote Castillo.- Hacer bien las cosas equivocadas es ineficiente, ineficaz e inefectivo. Desde el año 1959 se comenzó a estructurar las empresas socialistas al modo castro-comunista, aún, cuando no habían declarado el carácter socialista de la “Rovolución”. En sus inicios confiscaron las empresas más importantes fueran nacionales o extranjeras y las subordinaron al nuevo Estado cuyo líder había manifestado, en Cuba y en el extranjero, que no era comunista. En el año 1968 se extinguió el sector privado. La mentira como método de liderar se implementó desde la “Sierra Maestra”.
Posterior al fracaso de la zafra de los diez millones el “estúpido en jefe” no tuvo otro remedio que acercarse a la URSS con la que había cierto distanciamiento, por la solución de la crisis de los misiles y la proliferación de guerrillas por todo el mundo incumpliendo la “coexistencia pacífica”, proclamada por la Unión Soviética. En el año 1972 Cuba se integra al CAME. Lo anterior la obligó a implementar el modelo económico socialista soviético. En el Primer Congreso del Partido (1975) se aprueba la Resolución “Sobre el sistema de dirección de la economía” (SDPE), que comenzó su implementación de forma experimental durante el año 1978. Se pretendía que este sistema permitiera obtener una más directa vinculación de la dirección con la base, facilitar la rápida comunicación y conocimiento de las situaciones; la toma de decisiones y el control de su ejecución, además la racionalización y perfeccionamiento de los aparatos intermedios de dirección de los organismos estatales y políticos, también debía adecuarse a los objetivos de los Órganos del Poder Popular, por presentar las provincias y municipios tamaños y características apropiadas para las funciones de planificación, administración y control de las actividades económicas y sociales que se desarrollan en los niveles correspondientes. De lo anterior es fácil deducir que la autonomía de las empresas para sus estructuras, decisiones, iniciativas, etcétera, estaba descartada.
En el antedicho Congreso también se aprobaron las “Tesis y Resoluciones sobre las directivas para el desarrollo económico y social en el quinquenio 1976-1980”. Una buena parte de la población creyó que era una plataforma segura para el desarrollo del país, creencia atinada después de leerlas (ver enlace señalado). De haberse cumplido las anteriores directivas, para cada sector de la economía, se habrían sentado las bases para el desarrollo y de esa forma en la actualidad Cuba pudiera clasificarse como país emergente, es decir, que estaría en camino de alcanzar el progreso económico y social acercándose al desarrollo. El dinero para el cumplimiento de los programas aprobados estaba asegurado gracias al subsidio soviético. Entonces ¿Qué ocurrió y por qué se incumplieron? Las causas son múltiples, pero se agrupan fundamentalmente en el modelo de empresa socialista castro-comunista y el despilfarro del dinero por el “Destructor en Jefe” con sus alocadas ideas, algunas explicadas de forma resumida en mi anterior artículo, incluyendo su fracasado propósito de expandir el comunismo por todo el mundo.
Hacer el análisis de todas las leyes, decretos, regulaciones, etcétera, sobre la empresa socialista durante la dictadura es inútil pues como dice el adagio “una imagen vale más que mil palabras”, la actual descapitalización de las empresas demuestra lo superfluo de un estudio al respecto. Cuba clasificaría como un país del “cuarto mundo”, si tal clasificación existiera. Me referiré al anteproyecto de la nueva ley de la empresa estatal socialista del año 2023 que suponen salvará la ruinosa economía cubana. Actualmente reconocen que más de 300 empresas estatales tienen pérdidas (hace dos años eran 500), de todas formas, nadie confía en sus estadísticas. Deberían hacer un benchmarking de las doscientas “salvadas”. Previo a mi análisis es necesario hacer referencia a dos artículos de la actual constitución que contradice el propósito de la antedicha ley:
ARTÍCULO 5. El Partido Comunista de Cuba, único, martiano, fidelista, marxista y leninista, vanguardia organizada de la nación cubana, sustentado en su carácter democrático y la permanente vinculación con el pueblo, es la fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado. Organiza y orienta los esfuerzos comunes en la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista. Trabaja por preservar y fortalecer la unidad patriótica de los cubanos y por desarrollar valores éticos, morales y cívicos.
ARTÍCULO 19. El Estado dirige, regula y controla la actividad económica conciliando los intereses nacionales, territoriales, colectivos e individuales en beneficio de la sociedad. La planificación socialista constituye el componente central del sistema de dirección del desarrollo económico y social. Su función esencial es proyectar y conducir el desarrollo estratégico, previendo los equilibrios pertinentes entre los recursos y las necesidades.
Analizando los anteriores artículos y parafraseando la expresión del personaje humorista “Lindoro Incapaz”: “Que nadie decida nada, yo solo puedo decidir”. Lamentablemente para el pueblo cubano, su único partido y el Estado socialista, siempre deciden desacertadamente y continúan aferrados a la fracasada economía centralmente planificada. Con los antedichos principios no se puede lograr que la economía y la empresa estatal cubana sea eficiente y su “onda expansiva” está menoscabando la nueva temporada del cuentapropismo, las denominadas MiPymes, de las que sobrevivirán las que, mediante testaferros, son propiedad de la cúpula castro-comunista.
El Observatorio de la Economía Latinoamericana publicó un artículo en el que hace un análisis de la empresa socialista titulado: “el sistema de dirección y gestión empresarial en Cuba: un análisis imprescindible”. En éste realiza un documentado y resumido estudio, exponiendo en sus conclusiones, entre otros, los siguientes aspectos:
“En sentido general, desde los primeros sistemas de dirección aplicados en nuestro país desde el triunfo revolucionario, se observa como una invariante de la dirección económica la tendencia hacia la centralización, sobre todo en la toma de decisiones relativas al desarrollo de las empresas. La reducción del margen de autonomía para la toma de decisiones a nivel de empresas, sobre la utilización de sus recursos propios para la reproducción ampliada e incluso hasta la simple y la formación y modificación de los precios, no ha permitido que dicho mecanismo juegue el papel que le corresponde en la eficiencia económica”. “Las empresas deben dejar de ser vistas como un conjunto mecánico de partes, estructuras e insumos para producir bienes o prestar servicios. La eficacia y competitividad que el país necesita depende hoy más que nunca de intangibles tales como la calidad de la gerencia, el grado de realización de los empleados, la apertura al aprendizaje y la capacidad de cambio”.
Eficacia, eficiencia y efectividad empresarial
La eficacia, eficiencia y efectividad son tres conceptos conocidos popularmente como las “tres E”. Para ponerlas en práctica en las empresas, primero es necesario saber distinguirlas. El “estúpido designado”, por su ignorancia económica, solamente habla de eficiencia a lo que contribuye estar rodeado de acólitos que lo igualan o superan en analfabetismo económico y gestión empresarial. Poco o nada se refiere a la eficacia y efectividad empresarial. Para ayudarlo, “ad honorem”, y se involucre en la eficacia empresarial, expongo parte de lo escrito por Peter Drucker, padre del management moderno, en un artículo titulado “La decisión eficaz”, en el que expresa lo siguiente:
“Los ejecutivos eficaces no toman un gran número de decisiones. Se concentran en lo que es importante. Intentan realizar unas pocas decisiones importantes al nivel más elevado de entendimiento conceptual, tratan de hallar las constantes de la situación, de detectar lo que es estratégico y genérico en lugar de intentar «resolver problemas». Por lo tanto, no se dejan impresionar en gran manera por la necesidad de tomar decisiones con gran rapidez; en lugar de eso, consideran que la habilidad de operar con un gran número de variables es un síntoma de baja calidad intelectual. Desean conocer en qué consiste la decisión y cuáles son las realidades subyacentes que hay que satisfacer al tomarla. Prefieren crear un impacto más que una técnica. Y buscan más la firmeza que la habilidad”.
Los directores de las empresas están obligados a tomar un gran número de decisiones sin diferenciar lo importante de lo urgente, dedicando la mayor parte de su tiempo a , con gran rapidez, por miedo a incumplir las imposiciones de los mandos superiores (ministerio, partido comunista y gobierno en sus diferentes niveles); evadiendo una defenestración que provoque la pérdida de las prebendas que disfrutan. Para los incumplimientos tienen un arsenal de justificaciones, pero el pueblo cubano solo se beneficia de los resultados y no de los “esfuerzos” ni de las justificaciones.
En el antedicho artículo se explica cada una de las etapas a cumplimentar para tomar una decisión eficaz, pero ningún empresario castro-comunista tiene noción de esta forma de tomar decisiones. Según el Doctor y “presidente designado”, todos los problemas se resolverán aplicando la <resistencia creativa> Nuevo concepto económico, empresarial y social inventado por el científico mandatario, pero desgraciadamente solo ha contribuido a que la situación económica y social del país sea cada vez peor. Deben aprender que los resultados se obtienen al explotar las oportunidades, no al resolver los problemas. Si se apaga un fuego se resolvió un problema, pero solamente quedan cenizas, los empresarios cubanos desempeñan su función basados en la cultura de “Apagafuegos”. En el medio y largo plazo esta forma de gestión empresarial es altamente nociva para la productividad, la calidad, y el progreso de la empresa.
En la próxima parte del presente artículo examinaré lo “novedoso” de la nueva ley de la empresa estatal socialista, anteproyecto propuesto en la pasada reunión del parlamento de “aplaudidores y aprobadores” castro-comunista, que aprobarán por unanimidad; récord solamente igualado por los parlamentos, con sus diferentes denominaciones, de los países del obsoleto término “Segundo Mundo” para referirse a los países controlados por la Unión Soviética.
capotecastillo@yahoo.es
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