Un extraño vuelo chárter: estalla otro escándalo que implica a los militares de Sudáfrica y Cuba Diario de Cuba 25 de julio de 2024
Un Airbus A340 de las aerolíneas de Sudáfrica. WIKIMEDIA COMMONS
¿Vuelve a quedar en evidencia un opaco negocio entre los aparatos castrenses de La Habana y Pretoria?
La Fuerza de Defensa Nacional de Sudáfrica (SANDF, por sus siglas en inglés) gastó al menos 34 millones de rands (poco más de 1,8 millones de dólares) en un vuelo chárter que trasladó a Cuba a un enigmático grupo de visitantes.
De acuerdo con el reporte del medio sudafricano News24, el viaje estuvo lleno de irregularidades desde el principio: al avión estuvo detenido en el aeropuerto de Kingston, Jamaica, durante cinco días, debido presuntamente a irregularidades en las visas de los pasajeros y a acusaciones de posible tráfico de personas.
El avión, un Airbus A340 que antes perteneció a South African Airways (SAA), la aerolínea bandera de Pretoria, voló desde el Aeropuerto Internacional Oliver Tambo, de Johannesburgo, vía Dakar, Senegal, hacia La Habana, el 27 de abril.
Según el medio, los pasajeros del aparato, cuyo número se desconoce, desembarcaron en la Isla antes de que el general Rudzani Maphwanya, jefe de las SANDF, y sus acompañantes, "volaran a Alemania a la mañana siguiente para una visita".
"Es extraño que se necesitara un avión tan grande para llevar a unas pocas personas a Alemania, pero más irregular es que el avión voló a Riad y Jeddah, en Arabia Saudita, Banjul, en Gambia, y Dubai, en los Emiratos Árabes Unidos, justo después de Alemania, aparentemente recogiendo a un grupo de personas en el camino", señala el reporte.
Medios de comunicación de Jamaica indicaron que el avión aterrizó en el aeropuerto internacional de Kingston el 2 de mayo pasado, después de haber volado vía El Cairo, Egipto, transportando a 253 indios, tripulantes alemanes, un francés, un ruso y un ciudadano de Uzbekistán. Las identidades de esas personas no fueron detalladas.
Fue precisamente debido a los visados de esos viajeros que se produjeron las dificultades que demoraron el avión en la isla caribeña, así como por las preguntas en torno al propósito de su visita.
"Había pasajeros que no figuraban en la solicitud inicial de permiso de aterrizaje, lo que desató acusaciones de tráfico de personas. Según los informes, algunos afirmaron que se dirigían a trabajar para una empresa de construcción en Nicaragua", precisó News24.
Los pasajeros del vuelo permanecieron en un hotel bajo vigilancia policial, mientras las autoridades jamaicanas e indias negociaban. Mientras tanto, el avión fue dejado en tierra y se le prohibió volver a volar sin sus pasajeros.
Klaus-Dieter Martin, director general de Universal Sky Carrier, que opera este avión, negó las acusaciones de tráfico de personas, señalando que el avión simplemente había sido retenido debido a que las autoridades aduaneras detectaron irregularidades en las visas.
Según los informes, pese a estos inconvenientes, el general Maphwanya decidió esperar por el avión, que lo recogería en Alemania, pese a que tanto él como sus acompañantes podrían haber regresado a Sudáfrica en un vuelo comercial.
Solo cinco días después, cuando se autorizó el regreso del avión a su aeropuerto de origen, en Dubái, hizo una escala para recoger a Maphwanya en Frankfurt. Luego el aparato voló a La Habana, antes de aterrizar finalmente en Johannesburgo el 11 de mayo.
Un operador de vuelos chárter dijo al medio sudafricano que es desconcertante que el avión haya sido contratado y se le permitiera hacer otros vuelos entre el viaje de ida y vuelta original.
Las publicaciones sudafricanas han dirigido interrogantes a las autoridades militares y de aviación sobre el asunto, pero por el momento el Ejército no ha respondido a ninguna de estas preguntas.
Los negocios entre los militares de Cuba y Sudáfrica abarcan décadas y son numerosos. Oficiales y soldados de la nación africana reciben entrenamiento y cursos en la Isla, mientras que La Habana envía a técnicos y entrenadores militares a Pretoria, donde funciona el Proyecto Thusano, por el cual las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) cubanas reciben millonarios pagos.
No es la primera vez que un escándalo emerge tras esa clase de negocios. En 2021, la compra a La Habana de un cargamento del fármaco Heberon Alpha R2 B por parte de los militares sudafricanos dio lugar a una investigación parlamentaria que acabó en el descubrimiento de una operación fraudulenta, que repercutió en pérdidas millonarias para ese país.
También en esa ocasión la carga fue trasladada al país africano en un avión militar e introducida y utilizada en miembros del aparato castrense violando los requisitos de control y evaluación clínica de fármacos vigentes en la nación.
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