Foto debajo- Una de las más abominables representaciones que pasará a la historia no por sus méritos artísticos; sino por ser una falta de respeto hacia el cristianismo y hacia todas las religiones del mundo. En la imagen los excéntricos personajes Barbara Butch y Philippe Katerine caracterizados para satirizar La última cena de Da Vinci en la gala inaugural de los Juegos Olímpicos de París.
Doctor Alberto Roteta Dorado.- Santa Cruz de Tenerife. España.- Por suerte, dentro de poco ya nadie recordará a los pseudoartistas satánicos que se burlaron de la Cristiandad; pero el cristianismo como religión perdurará por varios milenios más a pesar de la invasión islámica hacia el mundo occidental, de los múltiples detractores de la Santa Iglesia, de la campaña cultural neomarxista que emprende la izquierda, amén de la proliferación de cientos de sectas protestantes con sus excéntricos "pastores" y sus descomunales campañas contra el catolicismo.
Retomemos ahora el tema la representación satírica parisina. En primer lugar: no había que presentar a un grupo de individuos pertenecientes al colectivo LGTBIQ+ como protagonistas de ninguna escena. No se demuestra el espíritu de la tolerancia y el respeto que merecen todas las personas haciendo un derroche de los cánones que la izquierda ha establecido como parte de sus absurdas políticas de género.
No estoy diciendo que no puedan aparecer artistas verdaderos en galas de eventos de este tipo, independientemente de sus preferencias sexuales o de sus orientaciones en relación con la sexualidad. Lo que intento expresar es que no tiene porqué presentarse gente disfrazada de manera muy ridícula, y menos aún, cuando sus caracterizaciones caricaturescas pueden dañar la susceptibilidad de las multitudes del mundo del cristianismo, o sea, lo que acaba de ocurrir en la reciente gala inaugural de los juegos olímpicos.
Recordemos que en las olimpíadas de Barcelona de 1992 ocuparon el protagonismo dos grandes figuras del arte, Montserrat Caballé, la gran soprano española y Freddie Mercury, uno de los más grandes cantantes de rock de todos los tiempos. La primera, era obesa, el segundo, era homosexual y estaba enfermo con el VIH, en los tiempos en que se relacionaba este padecimiento casi de manera exclusiva con la homosexualidad.
Sin embargo, estas condiciones, o sea, la obesidad de una y la homosexualidad del otro, no tuvieron razón de ser en dicha presentación de la gala inaugural de los juegos españoles. Lo que valía era su inigualable calidad como intérpretes, cada cual dentro de su género y estilo. Eran otros tiempos y la idea de lo "inclusivo" y las políticas de la igualdad de género, etc. aún no habían invadido la escena mundial. Las condicionantes de obesidad y homosexualidad de los artistas no fueron los motivos para que aparecieran con su protagonismo en la escena de las olimpíadas de 1992. Estuvieron presentes porque eran Montserrat Caballé y Freddie Mercury, dos grandes artistas, no porque representaran la idea de la gordofobia, de la homofobia o cualquier cosa estrafalaria de las aberraciones de la izquierda comunista del presente.
La invasión de las teorías neomarxistas ha influenciado de manera muy negativa en la cultura. La degradación dentro del arte se ha puesto de manifiesto mediante la utilización de elementos cada vez más alejados del ideal de lo genuinamente artístico. El mal gusto, la vulgaridad y la ignorancia son los denominadores comunes de miles de espectáculos "artísticos", entre los que ocupan un lugar preferencial los llamados Drag Queens.
Recordemos que las fiestas de drags empezaron a florecer en Nueva York, durante el Renacimiento de Harlem, a principios del siglo XX. Esto evolucionó hasta convertirse en la comunidad de bailes de salón de Harlem, lo que aparece en el documental de 1990 Paris is Burning. El drag surgió de dos mundos separados: los imitadores femeninos en el cine mudo y el teatro popular, y los bailes underground de drags que formaban parte de la vibrante subcultura LGBTQ a finales del siglo XIX y principios del XX.
Independientemente de las contrariedades de varios historiadores respecto al origen del drag queens - algunos lo consideran a partir de las caracterizaciones necesarias para la representación teatral en las antigua Grecia y Roma, donde los personajes femeninos tenían que ser asumidos por hombres-, lo que predomina en el decadente presente son las presentaciones de personas, generalmente del sexo masculino, caracterizados de manera exagerada y caricaturesca como mujeres, los que imitan a cantantes y actrices consideradas como sus ídolos.
Insisto en la idea de la degradación de lo artístico, toda vez que el fenómeno drag del presente carece de verdaderos valores culturales. Los espectadores van a un espectáculo en el que el artista (generalmente un hombre transmutado a la fuerza en mujer) hace un doblaje imitativo de la artista seleccionada (Rocío Jurado, Lola Flores, la Massiel, Madonna, y un largo etcétera), algo muy distante y distinto del transformismo justificado dentro del arte. Recordemos los dos ejemplos con los que se inicia la primera parte de este escrito. El Siebel, de la ópera Fausto, personaje masculino que requiere la intervención de una mujer de la cuerda de mezzosoprano por las exigencias vocales que el compositor Charles Gounod quiso ofrecerle, así como la caracterización de la Viuda Simone del gran ballet La Fille mal Gardée, amén de la necesaria intervención de actores hombres vestidos y caracterizados como mujeres dada la prohibición de las mujeres en obras teatrales en los lejanos tiempos de la antigua Grecia.
Una breve pincelada de ciertos personajes
Barbara Butch, es una activista del grupo LGTBIQ, lesbiana, DJ y productora radicada en París. Esta señora usó un tocado con una corona de aureola plateada y un vestido escotado mientras representaba la figura de Jesús en el sketch de la Última Cena, algo que reafirmo, toda vez que he analizado detenidamente varias imágenes de la representación para poder concluir que si se trata de una burla satánica hacia Nuestro Señor Jesucristo, hacia el cristianismo, hacia la verdadera cultura, hacia Leonardo Da Vinci y un extenso etcétera; algo que esta señora o señor, si prefiere que le llamemos como masculino, sabía perfectamente, como también lo sabían los organizadores de la parte artística del evento.
No hay dudas acerca de las pretensiones diabólicas de los organizadores y pseudoartistas que participaron en la gala inaugural de los Juegos Olímpicos de París. En la imagen se podrá apreciar la imitación al famoso cuadro de Da Vinci, en el que la activista lesbiana Barbara Butch ocupa el puesto de Nuestro Señor Jesucristo.
Según Butch la ceremonia de apertura "tenía como objetivo unir a la gente"; lo que no ha resultado. Contrariamente la nauseabunda escena ha provocado las más grandes críticas, no solo de los cristianos, sino de los representantes de otras religiones como el islamismo. Según las propias declaraciones de la mujer obesa que se hizo pasar por Jesús, ha recibido fuertes críticas y hasta amenazas de muerte por su aparición representando a Cristo.
En una reciente publicación del Catholic Herald, la Drag Queen y rapera francesa conocida como Piche del programa Drag Race France, habló con los medios de prensa franceses y dijo que la intención era crear un cuadro de la Última Cena, lo que contradice las justificaciones que ha dado el comité organizador de los Juegos Olímpicos de París, entidad que ha negado que se tratara de una recreación de la famosa obre de Leonardo Da Vinci; sino "hacer un gran festival pagano, conectado con los dioses del Olimpo". Los defensores de la burla hacia el cristianismo sostienen que la escena es una evocación al cuadro "El festín de los dioses", una obra del siglo XVII firmada por Jan Harmensz van Biljert y conservada en un museo de Dijon, en el este de Francia, lo que no resulta creíble cuando se analiza detenidamente las imágenes de la representación en la gala.
El desagradable personaje que aparece de color azul, casi desnudo y con guirlandas de hojas y frutas, asemejándolo a Dioniso, el dios griego que simboliza el vino y los placeres carnales estuvo representado por el popular cantante francés Philippe Katerine, un ser excéntrico que ha aparecido desnudo en sus actuaciones al cantar su canción Nue (desnudo). Al ser entrevistado por la periodista Saskya Vandoorne, de CNN, hizo referencia a la idea de que vivamos como una persona desnuda, amén de pedir sus disculpas por lo ocurrido en la ya "célebre" gala inaugural de París.
Lo ocurrido en parís es solo un ejemplo muy concreto que demuestra hasta donde se ha llegado, y se llegará aún más, respecto a la degradación de la cultura en un mundo donde la izquierda nos impone sus aberradas doctrinas. Solo en sociedades gobernadas por izquierda maléfica se admiten atrocidades como estas.
Si no se les detiene de manera enérgica seguirán imponiendo sus sucias y aberradas políticas de ideología de género por doquier. Las posibles justificaciones que, luego de las reacciones generalizadas de las comunidades cristianas del mundo, salieran a la luz por parte de los organizadores del "evento", están de más: YA EL DAÑO ESTÁ HECHO.
Da igual si se trata de una sátira a La última cena o una evocación a El festín de los dioses. Lo más importante es el hecho en sí, su propósito, sus consecuencias y su repercusión. La burla hacia la iglesia, la pretensión de ridiculizar al cristianismo como religión, la imposición de las ABERRANTES IDEAS DE LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO, es el verdadero propósito de la izquierda comunista, que cual plaga malévola se extiende por el mundo.
Los religiosos, filósofos, pensadores y hombres de bien esperamos ver en los próximos meses las condenas que merece ese grupúsculo de seres aberrados que sabían muy bien lo que estaban haciendo, fueron conscientes desde el primer momento que asumieron su irresponsabilidad; pero se lanzaron con sus satánicas intenciones a calumniar el cristianismo.