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Carta pública de Camila Acosta al maestro masón Mayker Filema Duarte: "¿Está tan desesperado o presionado que está dispuesto a enviar a prisión a sus hermanos?" 

Carta pública
Publicado en Facebook
La Habana, 11 de junio de 2025.


Fotos que respaldan una experiencia de 10 años en relación a la Masonería en Cuba.

Al maestro masón Mayker Filema Duarte:

Me dirijo a Ud. a raíz de su más reciente comunicado y, aunque no ha tenido el valor de mencionar mi nombre, me he sentido aludida y, por tanto, con el deber de responderle. Antes, debo aclarar que, si lo trato como simple maestro masón es porque, aunque ocupó el sitial de Gran Maestro durante seis meses, dicho título solo se le confiere a quien lo haya ostentado por la mitad del período electivo (1 año y medio) más un día.

Refiere en el texto en cuestión que, lo acontecido en la sesión extraordinaria de la Alta Cámara del pasado 25 de mayo -en la que Ud. resultó destituido del cargo de Gran Maestro-, “fue inmediatamente publicado, con la habitual parcialización extrema, en diversos espacios profanos, especialmente en CUBANET; medio informativo del que una de sus colaboradoras, mantiene estrecha relación con hermanos abiertamente opositores a nuestros principios de Fraternidad (…)”.

CubaNet no es el único medio que se ha hecho eco de la crisis que ha experimentado la Masonería desde hace más de un año. Pero, como medio de prensa responsable con sus lectores y con la realidad cubana, ha dado seguimiento a la noticia debido al interés que ha suscitado y a la trascendencia del tema. La Masonería en Cuba tiene gran prestigio y sus integrantes constituyen referentes para el resto de los cubanos. Además, las tensiones han traspasado los templos, involucrando a las autoridades, por lo que el alcance también es político y social. No obstante a ello, la temática se ha abarcado con total transparencia y corroborando cada una de las informaciones. La “parcialización” ha tenido un argumento sustentable, lo cual no es delito, sino que forma parte de la libertad de expresión que defendemos. Donde único constituye un delito parcializarse o defender posicionamientos no oficiales es en las dictaduras.

Yo soy una de los tantos colaboradores de CubaNet. También trabajo como corresponsal del diario español ABC en La Habana. Mi relación con la Masonería comenzó hace 10 años, cuando aún cursaba la carrera de periodismo en la Universidad de La Habana. Mi interés fue meramente profesional, y por eso me acerqué a la Institución. Desde entonces, mi trabajo y experiencia me ha llevado a una especialización en el tema: dos documentales audiovisuales, un libro que abarca los más de 200 años de historia de la Orden en Cuba, y decenas de artículos periodísticos. Todo este trabajo ha sido sobre la repercusión histórica, cultural y hasta política de la Masonería en Cuba, una trayectoria que no es secreta; mi aporte ha sido, quizás, rescatar algunos elementos dispersos o inéditos que, en todo caso, incrementan el prestigio de la Orden.

Ha sido esta labor la que me ha llevado a conocer a decenas de masones en toda Cuba, algunos de ellos hoy son mis grandes amigos, uno de ellos también es mi pareja sentimental. Lo que nos une es -en parte- esa admiración y respeto por los principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad que define a la Masonería Universal. Solo quienes sostienen esa vocación masónica entienden la necesidad imperiosa de defender la Orden de personas que intentan mancharla o socabarla. En última instancia, no se trata de una “oposición a la Fraternidad”, sino de respeto, de libertad de expresión, de tolerancia. Nada de eso es delito, ni en lo masónico ni en lo profano (teniendo en cuenta la Declaración Universal de Derechos Humanos).

Como periodista independiente e historiadora de la Masonería en Cuba, entiendo la importancia de rescatar a la Orden de injerencias externas para devolverle su valor libertario original. Mi aporte siempre ha ido en esa línea. Si a Ud. le incomoda, está en todo su derecho, pero no tiene la potestad de silenciarme ni ordenarme qué decir y qué no.

Si Ud. fue Gran Maestro -y hablo en pasado porque ya fue destituido con todas las de la ley-, fue, en parte, gracias al apoyo tanto de la prensa extranjera acreditada en Cuba como de la independiente, quienes estuvimos junto a los masones cubanos en su reclamo de expulsión de Mario Urquía, mientras las instituciones oficiales lo respaldaban y los medios de prensa del PCC hacían caso omiso.

Pero Ud., como sustituto “puesto a dedo” de Urquía, solo ha demostrado ser un heredero -mediocre- de sus faltas y violaciones, lo cual -como mismo hizo él- tiene sumida a la Orden en la actual crisis.

La Alta Cámara aprobó en septiembre del pasado año que Ud. continuara en el cargo hasta marzo de 2025, cuando se desarrollarían elecciones generales, a lo cual se negó. El resultado fue que esa misma Alta Cámara lo destituyera. Pero Ud., como mismo hiciera Urquía (a quien, por cierto, se ha negado Ud. a procesar y, en su lugar, ha hostigado a los masones que valientemente expresan su disidencia y representan, a su vez, lo más honorable de la Institución), se niega a acatar el mandato, por lo que usurpa actualmente el cargo.

Está calcando hasta las justificaciones que diera su antecesor, incluso tratando de darle una connotación política al asunto. Ambos han justificado la insubordinación a la Alta Cámara diciendo que es un “plan de enemigos de la Institución”, haciéndose las víctimas mientras violan todas las leyes masónicas, con el amparo, además, del MINJUS y de la Seguridad del Estado. Pero recuerde cómo terminó él: renunciando y huyendo con la moral por el piso.

No obstante, debo reconocerle que en algo ha sobrepasado al “maestro”, ha llegado a donde Urquía -al parecer- no se atrevió. Además de contar con la complicidad y “parcialización extrema” del MINJUS, ha delatado ante estos a sus hermanos y, ahora públicamente, amenazando con denunciarlos ante las leyes profanas. Hermanos suyos, a quienes Ud. se debe, personas cuyo único delito ha sido expresar su criterio -opuesto al suyo- y defenderlo amparados en la legislación masónica. Ante su negativa de acatar esa mayoritaria voluntad, los ha enviado a Corte, implementando una “cacería de brujas” con matiz político, así como los ha amenazado con llamar a la policía para que los reprima.
 
Su desfachatez ha llegado tan bajo, que incluso ha cedido al principal plan de la Seguridad del Estado: expulsar al Soberano Gran Comendador, José Ramón Viñas Alonso, y a Ángel Santiesteban Prats; propósito que fue denunciado por el ex Gran Maestro Francisco Javier Alfonso Vidal desde 2023 y que lo llevara a exiliarse pues prefirió esto a ceder a las presiones de la policía política. Ambos procesos judiciales fueron una copia (vulgar) de los teatros que regularmente implementa la Seguridad del Estado en contra de los defensores de derechos humanos.

Ahora insiste en el chantaje y la manipulación, alegando que la convocatoria a la conferencia de prensa el próximo 14 de junio -por quien fue elegido por la Alta Cámara como Gran Maestro interino-, se trata de una “violación de las leyes del país” y “desestabilización”. Dice Ud. que “incumplen las leyes del país que regulan el ejercicio del derecho a la manifestación, al no contar con la debida autorización de las autoridades competentes y por ello están propiciando la ocurrencia de actos de desorden públicos”.

Su amenaza va más lejos. Dice que, “en breve”, expondrá un supuesto “respaldo económico y logístico” del exterior (algo recurrente en la Orden y que gracias a eso se financian hasta las labores filantrópicas en hospitales pediátricos o el Asilo masónico) para ese tipo de actividades de “desestabilización” masónica y social. Para algunos pudiera pasar inadvertido, pero quienes enfrentamos a la dictadura lo conocemos bien. Se trata del Artículo 143 del Código Penal cubano, mediante el cual las voces contestatarias pudieran recibir una condena de entre 4 y 10 años de prisión por recibir “recursos materiales o financieros con el propósito de sufragar actividades contra el Estado y su orden constitucional”.

Le pregunto: ¿Es Ud. el dueño del edificio sede de la Gran Logia de Cuba? ¿Es Ud. el dueño y señor de la Masonería en Cuba? ¿Una conferencia de prensa es desorden público, es desestabilización social? ¿En qué momento pasó Ud. de ser el representante de una Institución fraternal a reprimir a sus hermanos? ¿Sabe Ud. que, al llamar a la confrontación de las autoridades contra sus hermanos, estos pudieran ser condenados a prisión? ¿Está tan desesperado o presionado que está dispuesto a enviar a prisión a sus hermanos? ¿Está dispuesto a asumir las consecuencias de esa “orden de combate”?

El pasado 25 de mayo, la misma Alta Cámara que lo mantuvo en el cargo, lo destituyó. Pero Ud., en total desacato y respaldado por la policía política, se ha negado a acatar la orden. ¿Quién es entonces el que está dividiendo y desestabilizando a la Masonería? La Gran Logia, entiéndase su edificio también, es de todos los masones del país, no suya, y mucho menos de agentes externos.

Entiendo que pudiera estar bajo coacción, sé, por experiencia, lo manipuladores y chantajistas que pueden ser los órganos represivos cubanos. Pero entienda Ud. el daño que le hace a sus hermanos, a esos a los que hizo un sagrado juramento de lealtad y fraternidad. Entienda que el presente es irrelevante, lo que vale es el legado; con su accionar actual, solo quedará ante la historia como una desvergüenza, como un traidor y un cobarde.

Sinceramente,
Camila Acosta, periodista y autora del libro “Del templo al temple. Silencios y escándalos de la masonería cubana”.

📷 Fotos que respaldan una experiencia de 10 años en relación a la Masonería en Cuba.