RUSIA Vs. UCRANIA, LA CRONICIDAD DE UNA GUERRA DE TRINCHERAS Y DESGASTE (primera parte) Por el Doctor Alberto Roteta Dorado.

Doctor Alberto Roteta Dorado.- Santa Cruz de Tenerife.- España.- La guerra entre Rusia y Ucrania no tendrá un fin inmediato. Lo que Putin ideó como una simple "operación militar especial" que concluiría en una semana, ha pasado a la cronicidad. En marzo de 2022 esta página publicó un escrito de mi autoría en que afirmé:
"El pronóstico (de la guerra Rusia-Ucrania) es sombrío y aterrador. Sombrío ante la incertidumbre y esa posibilidad objetiva de que las tropas rusas se estén reorganizando para asumir una feroz ofensiva que, lamentablemente, pudiera ser debilitante para Ucrania. Aterrador, por las continuas amenazas de Putin respecto al empleo de sus recursos nucleares para lograr sus objetivos e intimidar al mundo occidental, que como se sabe, apoyan cuasi en su totalidad a Ucrania".
Si analizamos el actual contexto veremos que, efectivamente, se materializó lo que de manera hipotética predije a solo un mes de iniciada la guerra. Se concretó esa feroz ofensiva, aunque Ucrania, entre reveses y sin victorias ha logrado resistir por más de tres años, algo que jamás predijo el criminal mandatario ruso Vladimir Putin. Con relación al uso de armas nucleares por parte de Rusia, si bien, en los últimos meses se ha insistido menos, no deja de ser una grave amenaza. Téngase en cuenta que Putin en cada mensaje ha dejado en suspenso una idea latente. Los seres que no tienen respeto por la vida – como fundamento de la existencia, en su verdadero significado y en su real dimensión– son capaces de cualquier cosa, y Putin lo ha demostrado sobremanera.
En agosto de 2022, luego de seis meses de guerra, de nuevo, Cuba democracia y vida y otros medios publicaron otro escrito con el título: "Rusia Vs. Ucrania, sin posibles soluciones al grave conflicto", en el que insistí en la idea de que la guerra entre ambas naciones pasaría a la cronicidad, algo que, de igual manera se ha concretado, toda vez que ya han pasado más de tres años y las cosas se mantienen estancadas. Rusia se apoderó de un pequeño espacio de varias localidades fronterizas, pero jamás han podido tomar Kiev, como pretendía Putin. Mientras que Ucrania resiste con una envidiable fortaleza, demostrando tener un poderoso ejército que actúa con la inteligencia necesaria y la perspicacia requerida, como lo ha demostrado recientemente con la destrucción de más de un tercio de los portadores de misiles de crucero estratégicos de Rusia y pérdidas de más de siete mil millones de dólares a las fuerzas rusas. La afirmación de manera textual es la siguiente:
"Se va cerrando un círculo, que jamás fue muy amplio, a unas mínimas posibles salidas, entre las que sobresale la agudización de la guerra con la derrota definitiva de una de las partes, por un lado, y la tendencia a una cronicidad que llevaría inevitablemente al desgaste de ambas partes; aunque como es de suponer, siempre la balanza se inclinaría hacia el lado más débil, que no es precisamente Ucrania como muchos vaticinaron al comienzo de la guerra al subestimar la grandeza del ejército de esta nación frente al “consagrado” ejército ruso, amén de pensar, como también lo hizo el propio mandatario ruso, Vladimir Putin, que todo acabaría en menos de una semana".
(Foto debajo) Vladimir Putin, presidente de Rusia, cuyas pretensiones van más allá de la anexión a Rusia de los territorios ocupados por su ejército. La expansión a gran escala el verdadero rostro de la guerra.
Las buenas intenciones de Donald Trump, el presidente de Estados Unidos, respecto al grave conflicto armado del momento, no han ido más allá del buen propósito para pasar al terreno de lo utópico. De nada vale que alguien con poder, pero que en realidad no forma parte del conflicto – al menos directamente– se trace como meta de su carrera política poner fin al desastre actual entre ambos países, o al menos, lograr una tregua atenuante como antesala a dicho fin, si las partes supuestamente interesadas no se ponen de acuerdo, algo que resulta patente si consideramos los múltiples intentos de negociaciones de acuerdos sin desenlace alguno.
A pesar de las afirmaciones de Trump de una fructífera conversación telefónica
hace un par de semanas con Vladimir Putin, en el orden práctico las cosas son
de otro modo. Jamás los líderes de las naciones enfrentadas se han planteado
seriamente poner fin al grave conflicto que cada día provoca más muertes,
heridos y desplazados. Los recientes ataques de Rusia a varias ciudades
ucranianas demuestran que el mandatario ruso no tiene ningún interés en poner
fin a la guerra. Se estima que Rusia ha triplicado en los últimos seis meses el
número de drones para bombardear a Ucrania. Mientras, Ucrania resiste
defensivamente con fuertes ataques que demuestran la capacidad militar de un
ejército que no parece desgastarse; aunque ya algunos analistas y politólogos
han hecho referencia al desgaste de ambas partes en esta cruel contienda.
(Foto debajo): Volodimir Zelenski, presidente de Ucrania, no se ha dejado llevar por los reiterados chantajes de Putin respecto a sus condiciones para la negociación de la paz.
Putin acaba de afirmar que está dispuesto a reunirse con el líder ucraniano, Volodimir Zelenski, pero sólo en la fase final de las negociaciones de paz; aunque pone sus normas. En este sentido, aseguró que no tendrá problemas en reunirse con Zelenski, si el Estado ucraniano le encarga encabezar las negociaciones. Exigencias habituales del mandatario ruso. Recordemos que hace una semana exigió que para lograr algún acuerdo de paz el gobierno de Kiev tendría que retirar totalmente sus tropas de los territorios ucranianos que Rusia se anexó desde el inicio de su invasión en 2022, amén de renunciar a su intención de ingresar a la Organización para el Tratado del Atlántico Norte, (OTAN) antes de que pudieran iniciarse conversaciones de paz, lo que, como es de esperar, no es aceptado por Ucrania, toda vez que significa su derrota definitiva y la imposibilidad de elegir libremente los vínculos que organismos internacionales como la OTAN.
Ya lo he dicho en otros comentarios sobre el tema. El propósito de Putin es recuperar el territorio ucraniano en su totalidad, en una fase inicial, para luego seguir su expansión hacia otras naciones como Moldavia, Estonia, Lituania y Letonia, entre otras, que fueron parte de la desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS, algo que varias naciones tienen muy bien interiorizado. La preparación para el advenimiento de una guerra a gran escala en varias naciones europeas no es una exageración como se cree, sino estar en estado de alertidad ante una realidad cuasi inminente. El jefe del Servicio de Inteligencia Exterior de Ucrania (FIS), Oleg Ivashchenko, ha afirmado que Rusia podrá atacar a algún país europeo entre dos y cuatro años tras el fin de las hostilidades contra Ucrania, de ahí que la OTAN, refuerza su presencia en Europa del Este y el Báltico.
No obstante, para Putin los planes de rearme de la OTAN carecen de sentido, algo que acaba de declarar públicamente, durante un encuentro informativo con representantes de las principales agencias de noticias mundiales en el marco del Foro Internacional de San Petersburgo. Según el mandatario ruso el incremento del gasto en defensa de los países miembros de la OTAN no representará una amenaza para Rusia.
Si alguien pone en duda lo que afirmo en relación con el carácter expansionista del mandatario ruso le invito a revisar detenidamente todos los intentos para gestionar el fin del conflicto, ya sea por parte de Donald Trump, que, sin duda, ha sido y es el mayor impulsor de las negociaciones, o de otros líderes políticos que, en menor medida, también han pretendido poner fin a una guerra que ya se extiende por más de tres años. Estos intentos infructuosos están agotando la poca paciencia del mandatario estadounidense, quien, con sobradas razones, se está distanciando cada vez más del asunto, independientemente de mantener, aunque de manera latente, su buena intención.
Si a estos fracasos en las pretensiones para alcanzar un acuerdo de paz se une al grave conflicto entre Israel y Palestina, ahora agudizado por la participación de Irán, sin duda, Trump se alejará cada vez más de un asunto que pasa a segundo orden prioritario. Estados Unidos está y estará siempre con Israel y ahora Israel está en guerra, no solo con Palestina, sino con Irán, cuyas amenazas hacia el Gobierno estadounidense constituyen un agravante para el actual contexto político, no solo de la gran nación americana, sino para el mundo.
Algunos de sus detractores fanáticos no han comprendido la esencia de su rol en
el conflicto y solo han tratado de ver, con muy pocas luces, los posibles
beneficios que sacaría de la negociación algo que, como sabéis no es así,
independientemente de que toda negociación presupone un beneficio y una
posible pérdida para las partes involucradas, y también, para aquellos que
participen como mediadores del conflicto. El ejemplo del convenio con
Ucrania en respecto a la explotación de parte de sus tierras raras es un
ejemplo concreto en este sentido.
(Continuará)...