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Cubanet video: Narcotráfico y régimen cubano: alianzas en Centroamérica. Entrevista a Jesús Romero, excomandante de inteligencia naval de EE.UU. Por Augusto César San Martín. Cubanet.  

Narcotráfico y régimen cubano: alianzas en Centroamérica
Por Augusto César San Martín
Cubanet
17 de junio de 2025




Jesús Romero, excomandante de inteligencia naval de EE. UU., revela cómo el régimen cubano facilitó operaciones de narcotráfico en alianza con Venezuela y los cárteles mexicanos.

 Hay historias que cruzan fronteras, sobrevuelan gobiernos y desentierran verdades incómodas. Esta es una de ellas. En el epicentro de una red de narcotráfico que conectaba aviones privados, sociedades anónimas en Texas y Oklahoma, cargamentos de cocaína desde Venezuela y México, y despachos oficiales en La Habana, estuvo un oficial de inteligencia naval que decidió contarlo todo.

Jesús Romero es un hombre que ha dedicado su vida a operar desde las sombras. Con 37 años al servicio del gobierno de Estados Unidos, condecorado y curtido en escenarios como Libia, Bosnia, Irak y Somalia, este excomandante de inteligencia naval y especialista en Operaciones de Inteligencia en América Latina vio de cerca cómo la cocaína se convertía en herramienta política, cómo regímenes autoritarios se financiaban a costa de sangre ajena, y cómo el narcotráfico tejía sus alianzas con las élites del poder.

En esta entrevista exclusiva, Romero nos revela los detalles de una operación que frustró la ganancia de más de 3.000 millones de dólares a los cárteles de droga en México y Venezuela, expone el papel oculto del régimen cubano en esas rutas criminales y advierte cómo el dinero sucio sigue entrando en campañas políticas y manteniendo a flote dictaduras.

P: Para comenzar, cuéntenos sobre su trayectoria profesional.

R: Soy oficial de inteligencia de carrera. Me jubilé de la Marina de los Estados Unidos con el rango de capitán de corbeta y luego accedí a un programa del servicio civil del Departamento del Ejército, donde trabajé durante 15 años como especialista en operaciones de inteligencia. En total, sumo 37 años de servicio al gobierno de Estados Unidos, experiencia que me permitió participar en operaciones que evitaron ganancias millonarias al narcotráfico en América Latina, particularmente en México y Venezuela.

P: ¿De qué se trató el caso El vuelo final: La Reina del Aire que usted investigó?

R: Fue una operación pendiente con el equipo con el que trabajé en Guatemala y otros agentes y analistas que nos apoyaron. Logramos identificar a una red que proveía aeronaves privadas a cárteles de droga en México y Venezuela —en particular, al Cártel de Sinaloa y al Cártel Jalisco Nueva Generación. También rastreamos operaciones del Cártel de los Soles en Venezuela. Esta investigación destapó cómo se intentaron enviar 120 toneladas de cocaína hacia Estados Unidos a través de Centroamérica y el Caribe.

P: ¿Cómo operaba esta red de tráfico aéreo?

R: Detectamos que sociedades anónimas en Estados Unidos facilitaban el registro de matrículas de aeronaves que luego quedaban al servicio de los cárteles. Una de estas empresas, dirigida por Deborah Lynn Mercer en Onalaska, llegó a registrar hasta 1.000 aeronaves, muchas de ellas inexistentes o sin aeropuerto asignado. Esto permitía ocultar a los verdaderos dueños: narcotraficantes mexicanos y venezolanos.

P: ¿Qué continuidad ha observado entre el narcotráfico vinculado a Cuba en los años 80 y el que encabeza hoy Venezuela?

R: Es una excelente pregunta. Durante los 80, Cuba colaboró activamente con el Cártel de Medellín de Pablo Escobar, facilitando el puente aéreo hacia Estados Unidos a través de las Bahamas y Luisiana. Más recientemente, a partir de los acuerdos de paz en Colombia, disidentes de las FARC como Jesús Santrich e Iván Márquez se asentaron en La Habana, desde donde coordinaron envíos de droga con el beneplácito del régimen cubano.

Cuando Chávez asumió el poder en Venezuela, estos narcoguerrilleros fueron trasladados a operar desde Venezuela, en zonas como Catatumbo y Apure, siempre bajo protección cubana y venezolana. Cuba jugó un papel ambiguo: aprendió a no exponerse tras el caso Ochoa, pero nunca dejó de facilitar ni de proteger a estas redes.

P: ¿Cuál ha sido el papel actual de Cuba en estas rutas del narcotráfico?

R: Aunque Cuba aprendió a evitar vínculos directos tras el escándalo de los 80, siguió operando en la sombra. Mientras Venezuela enviaba droga a Estados Unidos y recibía dinero del narcotráfico, parte de esos recursos se usaban para mantener a flote al régimen cubano a cambio de petróleo y protección. Fue una nueva forma de lavado de dinero.

P: En su libro menciona vínculos entre México, Venezuela y Cuba. ¿Qué descubrieron al respecto?

R: Confirmamos que existía una alianza entre estos países y los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, con envíos masivos de cocaína. Las ganancias superaron los 3.000 millones de dólares, dinero que, según nuestras investigaciones, terminó financiando la campaña presidencial de Morena en México, dado que no contaban con fondos suficientes para sostenerla a ese nivel.

P: ¿Cuál es su opinión sobre el apoyo de ciertos gobiernos de la región a estos regímenes?

R: Es muy claro. La actual presidenta de México, Claudia Sheinbaum, respalda al régimen cubano, al de Venezuela y desconoce a gobiernos democráticos como el de Ecuador. Esto perpetúa una red de apoyo político y financiero a dictaduras y estructuras criminales.

P: ¿Qué mensaje les daría hoy a los cubanos?

R: Que los cubanos no son enemigos de Estados Unidos. El enemigo es el régimen castrista, ese que les quita la libertad y mantiene al pueblo en miseria mientras conspira con redes criminales. Fidel y Raúl Castro autorizaron operaciones narcotraficantes, y sus herederos mantienen ese legado. Cuba sigue siendo parte de esa maquinaria criminal en las Américas, pero mientras haya quienes lo denuncien y lo enfrenten, no lograrán doblegar a los pueblos.