RUSIA Vs. UCRANIA, LA CRONICIDAD DE UNA GUERRA DE TRINCHERAS Y DESGASTE (segunda parte) Por el Doctor Alberto Roteta. Dorado.
Se
han estancado en una modalidad de guerra de trincheras y de desgaste, amén de
las enormes pérdidas comentadas antes, de ahí que, entre militares expertos en
asuntos de estrategias militares ya se comente acerca de los errores rusos
frente a los aciertos ucranianos.

Doctor Alberto Roteta Dorado.- Santa Cruz de Tenerife.- España.- Una
retirada definitiva del Gobierno de Estados Unidos supondría un verdadero golpe
para Ucrania, la nación invadida, cuya destrucción es cada vez mayor. Los cientos de miles de
soldados muertos en el campo de batalla, así como las múltiples pérdidas de
vidas de civiles, incluidos un considerable número de niños, son ejemplos
suficientes para comprender y asimilar la necesidad de poner fin a la guerra,
sin olvidar los miles de desplazados por gran parte de Europa como consecuencia
de la guerra.
No obstante, el mandatario ruso, que como precisé antes, no tiene interés en
poner fin a la guerra, sino en apoderarse de la totalidad del territorio
ucraniano, se muestra indiferente ante el dolor y el sufrimiento humano, no
solo de los ucranianos, sino de los propios rusos que también cuentan con miles
de soldados muertos. Los seis intercambios de prisioneros que han tenido
lugar no son muestras convincentes de la atenuación del conflicto, toda vez que
los ataques con cientos de drones se repiten con regularidad,
independientemente a cualquier intento de negociación o aparente cambio por
parte de Rusia.
Recordemos que Putin ocupó importantes cargos dentro del régimen comunista
soviético, lo que, sin duda, le convirtió en un frío ser sin escrúpulos ni
respeto por la vida humana, algo que ha demostrado durante estos últimos años
con su invasión premeditada al territorio ucraniano. No acepta que la época
imperial de Rusia terminó y se aferra a un pasado carente de sentido. Rusia es
solo una nación, una nación extraordinariamente extensa; pero una nación y no
un imperio. Su poder como fuerza política mundial cada vez se pone más en
duda. La cronicidad de la guerra, como consecuencia de la eficaz defensa del
ejército ucraniano, es un ejemplo concreto de ese deterioro progresivo de la
enorme nación, que, por ahora, no deja de ser enorme, precisamente, solo por su
extensión territorial.
La reciente afirmación del mandatario ruso, Vladimir Putin, durante un
encuentro informativo con representantes de las principales agencias de
noticias mundiales, en el marco del Foro Internacional de San Petersburgo,
acerca de su propósito de poner fin al conflicto es totalmente falsa y
demuestra la constante ambigüedad que ha tenido desde el comienzo de la guerra.
"Nosotros también queremos acabar con esto (con el conflicto) lo antes
posible. Y mejor si es por medios pacíficos", precisó. Al siguiente día,
contradiciendo lo anterior, durante la noche del jueves, 19 de junio, drones
rusos atacaron la ciudad portuaria de Odesa, en el mar Negro, y la ciudad
nororiental de Járkov. La Fuerza Aérea de Ucrania informó que Rusia lanzó 80
drones Shahed y señuelos, y que las defensas aéreas ucranianas interceptaron o
interfirieron en 70 de ellos.
Fuentes cercanas al ejército ruso estiman que las tropas de Putin podrían haber
sufrido recientemente hasta 900 bajas en apenas un día, según un informe
publicado por el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania. De acuerdo con
dicho documento, Moscú habría perdido un total de 870 soldados y 32 sistemas
de artillería hace apenas dos semanas. Se estima que las pérdidas totales de
las tropas rusas desde el inicio de la guerra ascienden a 978.000 soldados,
11.000 tanques, 28.000 vehículos blindados de transporte de tropas y otros
28.000 sistemas de artillería.
Caricatura
de debajo: A
Vladimir Putin no le interesa la paz de la región, ni la del mundo. Su
propósito va más allá de unos cuantos territorios ucranianos. Se estima que,
una vez logrado su objetivo con Ucrania, irá por otras naciones que integraron la
antigua URSS. (Caricatura de Yoandy Carrazana, cortesía para Cuba, democracia y
vida)

Estos
datos demuestran algo importante: el desmoronamiento del ejército ruso, algo
que Putin no admitirá jamás, toda vez que esa fama de ser la segunda potencia
militar del mundo resulta cada vez más cuestionada. Desde el punto de vista
moral están perdidos y militarmente, si bien es cierto que las tropas rusas
permanecen en algunas partes de Ucrania – entre avances y retrocesos, aciertos
y desaciertos–, la llamada “operación militar especial de Putin” es un
verdadero fracaso. Lo que se pensó que tardaría solo una semana se extiende por
más de tres años y los avances han sido mínimos si consideramos la extensión
del territorio ucraniano.
La más reciente victoria de Ucrania es un ejemplo más que convincente, no solo
de la grandeza de un ejército que ha sido capaz de resistir en medio de la
adversidad extrema del campo de batalla; sino de la habilidad para asumir
misiones estratégicas de descomunal envergadura. Me refiero a la Operación
Telaraña, cuyo informe presentó recientemente Vasyl Maliuk, el jefe del
Servicio de Seguridad de Ucrania, en el que precisa que ha sido la operación
de mayor alcance emprendida por Ucrania y logrado únicamente por la habilidad
de un brillante ejército que se ha crecido en esta cruel contienda.
Mediante el uso conjunto de drones, inteligencia artificial y alta tecnología,
Kiev atacó severamente causando daños y destrucciones masivas de aviones
militares que Moscú ha empleado para agredir a civiles ucranianos con ataques
diarios. El Servicio de Seguridad de Ucrania confirmó que 41 aviones rusos
fueron alcanzados, incluidos bombarderos estratégicos y aviones de vigilancia.
Los ataques, que han tenido lugar desde el interior de Rusia y no desde las
fronteras – los detalles de la operación, como es de esperar permanecen en
secreto. Solo se ha informado objetivos logrados, de modo que, en el misterioso
engranaje que permitió a la inteligencia ucraniana operar desde la propia Rusia
no es del todo desvelado–, tuvieron como objetivo cinco aeropuertos rusos:
Olenya, Ivanovo y Diaghilev, entre el Ártico y Kazajistán, el primer huso
horario más allá de Moscú, Belaya, próxima a la frontera con Mongolia; y
Ukrainka, próxima a China y la costa de los límites marítimos con Japón.
Esto, sin duda, ha conmocionado al Alto Estado Mayor de Rusia y presupone
una fuerte derrota para las fuerzas de la inteligencia de Putin, cuyo liderazgo
político y reputación se han visto estremecidas. No obstante, hay que
permanecer alertas sabiendo que un triunfo de esta naturaleza no significa un
reposicionamiento de Ucrania en el campo de batalla. Tendrán que continuar
acciones de este tipo para que las tropas rusas no solo sigan sin avanzar, sino
que se vean obligadas a retroceder y abandonar los territorios usurpados a
Ucrania.
Así las cosas, las negociaciones para el alcance de la paz están en el mismo
punto donde comenzaron. Solo en las buenas intenciones de algunos líderes, como
es el caso del presidente estadounidense Donald Trump, toda vez que las partes
implicadas directamente en el desastroso conflicto no se han implicado de
manera enérgica para lograr, al menos una tregua. Reitero, una vez más,
a Vladimir Putin no le interesa la paz de la región, ni
la del mundo. Por su parte Zelenski, a pesar de las campañas de
desinformación y estigmatización estereotipada de su imagen por parte muchos
fanáticos desconocedores de la esencia del conflicto, ha sido más convincente
en su actitud, sin perder jamás su firmeza en relación a una supuesta victoria
para Ucrania sin doblegarse, ni ceder en su afán de defender a una nación que
ha sido injustamente agredida.
(Continuará)...
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albertorot65@gmail.com