Imperiofobia Justifica Todo. Por José Vilasuso.
La columna monticular del señor Joaquín Villalobos exguerrillero en El Salvador titulada “”Cubanos Go home”” viene como anillo al dedo en este instante crucial para América Latina escenificado en Venezuela. Nos insertamos de lleno a una fase del proceso regional que traspasa todo cálculo para situarnos ante hechos que no califico de nuevos, en esencia no lo son; pero nuevamente se descubren cual novedoso ingrediente cuyo calificativo óptimo se llama dinamita. Me explico.
Hasta el presente se ha venido ocultando no digo la participación, sino el protagonismo del gobierno cubano en los acontecimientos revolucionarios de Venezuela desde comienzos del milenio con el arribo del coronel Hugo Chávez al poder. Esto lo enfoca magistralmente el señor Villalobos adjunto a sus consecuencias hoy ofrecidas en pantalla gigante. Lo mismo en uno y otro escenario, Caracas y o La Habana, aunque cada uno con sus características particulares y bien marcadas; no hay gobierno gemelo, no existe ni ha existido jamás, a lo sumo coincidentes, parecidos, afinidades, asociaciones…
Ahora pica la curiosidad. Si esto es cierto. Pregunta; qué explica el silencio claustral que los servicios internacionales noticiosos más poderosos del planeta mantienen al respecto. CNN y AP con mayúscula. Respuestas, observaciones pareceres son legión. Una tomada al azar, se trata de la ruptura de esquemas y esto desde tiempos remotos, inmemoriales, (en Cuba llamábamos; cita; "tiempos en que los negros repiqueteaban el bongó, termino la cita) desde ancestros o por ancestro todos guardamos reserva, miedo, pavor a la cacería de brujas. A nadie le agradan los sanbenitos colgándole del cuello. No todos nos arriesgamos a encarar la adversidad o el mal entendido por escribir y publicar algo diferente sobre todo operando en sociedad planificada, tecnológica y especializada. No es opción la más aconsejable. No garantiza resultados exitosos, o exitosos resultados.
En el sendero y sin ambages. Tradicionalmente, digamos a partir de los años sesenta del pasado siglo se aceptó como bueno, y sin apelación en numerosos casos, el discurso revolucionario paralelamente conocido por izquierda, tercermundismo, progre, liberal, humanitario, etc, con sus matices, excepciones y equívocos preferentemente localizados en Latinoamérica. Recordemos aquel ministro de estado destituido, por atreverse a observar, (cito la democracia en Venezuela padece una enfermedad, termino la cita.) Fueron los tiempos. Planteamientos a la moda. El pregón no fue de estreno, pero La Habana hacienda uso de su indiscutible capacidad propagandística a los cuatro y los cinco vientos, alcanzó una audiencia de veras significativa pudiendo calar, elegantemente, hasta en refinados salones parisiences, neuyorquinos y madrileños. Por entonces brindar con champán por el Che Guevara en copas de baccarat fue prueba de buen gusto e ideas avanzadas. El formulario estaba sellado, lacrado y se aplicó con alternativas múltiples, altas y bajas, cambios de disfraces, disfraces cambiados, etc, hasta tropezar con la hecatombe venezolana.
Alto ahí, quién vive, advirtió un indiscreto y de repente confirmamos nuevas víctimas de los soldados revolucionarios venezolanos en la frontera de Brasil, Y hay más, caramba,se trata de indígenas pemones que acuden a la frontera suplicando la ayuda internacional capaz de mitigarles el hambre. Unos veinte muertos hasta la fecha. Esto tiene bemoles. Insólito; asombrados nos preguntamos: acaso estaremos soñando, mintiendo, inventando historias o es que el mundo haya cambiado. Ay ay ay, y esos camiones en llamas cuyo contenido se identifica por medicinas y alimentos. Verdad que suena a insólito. Ahora cabe hacer uso de palabras muy gruesas que no corresponden a mi vocabulario regular.
Hagamos un minuto de silencio, pues.
Mi humilde respuesta, Nada de fantasias, los hechos fronterizos del minuto ni son inéditos ni producto de alucinaciones, sensacionalismos o imaginación colectiva. Enfrentamos acontecimientos, reversiones y circunstancias que bajo los dichos, terceros u otros escenarios internacionales se vienen verificando a ratos a las claras, otros a oscuras, olvidados, ocultos, tergiversados, camuflageados, disfrazados, desmentidos o lo peor sin que los factores capitularmente regidores de la información internacional le hayan concedido el sitial correspondiente. Está claro, más claro no puede estar.
Tal el billete premiado.
En el marchamo, ahora se le concede relieve noticioso de primera plana a informaciones que, por mil razones los supremos canales trasnacionales deciden conforme a otros mil intereses, conveniencias, humores, modas, miedos, pareceres, complejos, corrientes y eccéteras bien repartidas, tragadas y digeridas. Pero ordinariamente, hasta la fecha ese culpable mayor del estropicio venezolano, actual gobierno revolucionario marxistaleninista de Cuba ha salido indemne de todo cateo, prueba contundente esgrimida por conciencia recta, objetiva y noble. Sencillo y transparente. No se ha deseado desenmascarar a ciertos monjes pedófilos por estricta observancia de la reglamentaria privacidad monástica. (Parangón de lo que el señor Villalobos bautiza de iglesia.) Pocos se dieron cuenta que las denuncias no tocaban no tocarían el santuario de La Habana. Ni un paso más, como ordenara mi general Venustiano Carranza deteniendo las tropas del general Pershing al cruce fronterizo de Chihuahua. Mi respuesta, por qué se ha ocultado mundialmente la injerencia cubana en la Patria del Libertador Simón Bolívar rebasa todo límite, lugar común, barrera en específico. A buscarla pues. Generalizando. Aprovecho la ocasión para resaltar un razonamiento asentado con miga. Uno solo. Veamos.
María Elvira Roca Barea autora de reciente obra sensacional, 24 ediciones Siruela, diría que el silencio de marras, obedece a una ley que ella bautiza por (valga la redundancia) Ley del Silencio, y se describe como la "Imperiofobia, leyenda negra contra Estados Unidos" La imperiofobia según la historiadora española es un parecer, engaño, subterfugio, convencionalismo, resentimiento, complejo, lugar común, recurso dialéctico, pretexto, etc, que históricamente, Renacimiento, Descubrimiento, Reforma, Ilustración, hasta los forcejeos de la UNIóN EUROPEA se ha impuesto lo mismo contra España y el catolicismo, Rusia zarista o el Tío Sam. En este preciso instante aciago de Venezuela, antes o después, no se combate ni nunca se combatió acérrimamente a los señores Donald Trump, Barack Obama o George Bush por lo que hagan, hicieron, o dejen de hacer. Lo mismo exactamente da que atornillen, modulen, aflojen o levanten de un plumazo las regulaciones comerciales entre Washington y La Habana, pongo por caso. La respuesta internacional será idéntica, votación en la ONU invariable, otro tanto. Todo procede conforme a una sola causal de peso y pesos, por tratarse de quién se trata, primera potencia mundial. Asunto que pocos ponen en duda para bien o para lo contrario. Desde La Pax Romana y el augusto gran Augusto testificamos un cuadro similar con pintas y matices, yerros y aciertos, expresado en romance de doble filo; la respuesta ahí va, de cachete; se debe a que Los Estados Unidos son hoy o lo que es hoy Estados Unidos.
Y lo peor, la Imperiofobia y Leyenda Negra se la almuerzan con gotas de ketchub y mueca de ingenuos una legión incalculable, exitosa, popular, de publicistas, periodistas, cineastas, políticos, artistas, homosexuales, lesbianas, modelos, hombres de negocios, diplomáticos, científicos, diletantes made in Usa. (Anexo, los contundentes párrafos del libro que doña María Elvira dedica al gran Noam Chomsky superan mi capacidad visceral de elogio.)
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